XVe COLLOQUE INTERNATIONAL
DE PALEOGRAPHIE LATINE

Vienne (Wien), 13-18 septembre 2005
Régionalisme et internationalisme
Problèmes de paléographie et de codicologie médiévales
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RÉSUMÉS DES COMMUNICATIONS


Maria Cristina Almeida e Cunha ALEGRE
Anísio Miguel de Sousa SARAIVA
Maria do Rosário Barbosa MORUJÃO

Traditionalisme, régionalisme et innovation dans les chancelleries épiscopales portugaises au Moyen Âge.
Les cas de Braga et Porto – Lamego et Viseu – Coimbra.

Au Portugal, ce royaume du sud-ouest européen qui commence à se constituer à la fin du XIe siècle et devient indépendant au siècle suivant, les pratiques de l'écriture ont une évolution spécifique, due non seulement à la distance vis-à-vis des grands centres culturels de l'Occident européen, mais aussi aux circonstances historiques spécifiques de la Reconquête chrétienne. La permanence jusqu'en plein XIIe siècle de l'écriture wisigothique et l'introduction tardive d'une caroline déjà fortement influencée par la gothique sont les caractéristiques les plus connues de cette évolution, mais elles ne sont pas les seules, ainsi que les aspects paléographiques ne monopolisent pas l'abordage que nous faisons des caractéristiques des chartes produites dans ces cinq chancelleries épiscopales portugaises, entre le XIe et la fin du XIIIe siècle. En fait, non seulement l'écriture, mais aussi d'autres caractéristiques comme la mise en page, certaines clauses de la teneur diplomatique ou les moyens de validation sont considérées dans les trois communications présentées. Bien que rassemblées autour d'un sujet commun, celles-ci sont indépendantes les unes des autres et abordent la documentation de différents points de vue, dû au fait que l'état de la connaissance sur la production documentale de chaque cathédrale est très varié. En effet, nous possédons des études approfondies dédiées aux chancelleries de Braga et Coimbra, mais sur celle de Lamego il n'y a que deux brefs articles, et celles de Porto et Viseu commencent seulement à être analysées.

Maria Cristina Almeida e Cunha Alegre étudie les chartes provenant des cathédrales de Braga et Porto, mettant en évidence leur évolution paléographique et présentant aussi quelques moments d'innovation et de traditionalisme du point de vue diplomatique; puisqu'il est impossible de présenter toute l'évolution subie par les chartes en cette matière, on ne présente que le cas de deux formules qui semblent spécialement significatives: l'invocation et la datation.

Anísio Miguel de Sousa Saraiva essaye une première systématisation relativement aux caractéristiques internes et externes des chartes produites dans les bureaux d'écriture des cathédrales de Lamego et Viseu. Diocèses en plusieurs aspects d'importance secondaire dans l'histoire portugaise, leur production écrite semble influencée par les innovations subies dans les chancelleries d'autres diocèses de plus grand prestige, comme Coimbra.

Finalement, Maria do Rosário Barbosa Morujão dédie sa communication à Coimbra, présentant quelques moments où des innovations sont introduites dans les pratiques de la chancellerie épiscopale, et qui se rapportent à des périodes fondamentales dans l'histoire du diocèse, montrant les liens étroits qui unissent l'histoire de la chancellerie et celle de l'institution pour laquelle elle travaille.

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Mª Luisa CABANES CATALÁ
Ramón BALDAQUÍ ESCANDELL
(
Alicante)

La regionalización de la escritura en zonas de frontera gráfica:
el caso de Alicante.

La sentencia arbitral de Torrellas (1304) y luego el acuerdo de Elche (1305) fijaron la frontera entre la Corona de Aragón y la de Castilla, bajo cuyo dominio quedaron poblaciones importantes que durante un breve espacio de tiempo formaron parte del reino de Murcia y por ende de la corona de Castilla, de ellas nos interesan dos: Orihuela y Elche, ambas en el sur del reino de Valencia y estando en la frontera del sureste con Castilla.

Para la realización de esta comunicación nos basaremos en las actas municipales del siglo XV de las mencionadas poblaciones fronterizas, Orihuela y Elche, que se conservan en sus respectivos archivos municipales y presentan una seriación bastante completa. Estos volúmenes no solo contienen las actas de las sesiones del consejo, municipal, sino que copian cartas recibidas y, a veces, incluyen documentos recibidos como misivas, capítulos de quejas, arrendamientos, instrucciones etc.

Estos volúmenes utilizan unas escrituras muy cursivas, tanto en sus formas góticas (gótica bastarda, notular y currens ) como humanísticas (humanística corriente), pues a lo largo de la centuria del Cuatrocientos se asiste al paso de la escritura gótica a la humanística en las tierras del sur del reino de Valencia, produciéndose el cambio en el tercer cuarto del siglo XV, aunque en el análisis de estas escrituras, tanto en fuentes municipales como notariales, se observa la pervivencia de formas gráficas góticas, especialmente en las letras mayúsculas hasta finales de aquella centuria. Se trata de unas formas gráficas de ejecución rápida, deformación de la morfología, abundancia de ligaduras etc.

La Corona de Aragón y la de Castilla son dos ámbitos diferentes tanto en lo político como en lo diplomático y escriturario. La evolución de la escritura, en ambos estados, en el siglo XV, transcurre de forma diferente, en Castilla las transformaciones de la gótica harán surgir diferentes formas gráficas como la letra de albalaes, precortesana y cortesana, mientras que en la Corona de Aragón y dentro de las escribanías municipales nos ofrecen diferentes tipos de escrituras góticas como las bastardas, notulares y currens que como hemos dicho darán paso a la escritura humanística.

Se trata de dos formas de entender y trazar la escritura, pero los fenómenos gráficos no permanecen aislados sino que se interfieren, influencian y contaminan, como ejemplo tomaremos documentos de dos ciudades, Elche y Orihuela, ambas pertenecientes a la Corona de Aragón y por lo tanto a su provincia gráfica, pero situadas a escasos kilómetros de un núcleo urbano importante del reino de Castilla, Murcia, perteneciente a otra provincia escrituraria; esta proximidad hace que en las actas municipales de aquellas se pase de un tipo gráfico de la Corona de Aragón a otro usado en la Corona de Castilla, conviviendo ambos tipos. Estas escritura presentan un aspecto general diferente, pero en el análisis detallado de las formas encontramos semejanzas que responden a dos causas: característicasa comunes a las cursivas contemporáneas y elementos que responden a influencias recíprocas.

Entre las primeras, es decir, las comunes, destacamos entre otras:

  • la presencia de trazos envolventes al final de las palabras que marcan, en ocasiones abreviaturas y otras enlazan con la letra siguiente
  • descomposición de trazos de algunas letras como la "e"

Entre los elementos que responden a influencias recíprocas destacamos:

  • la abundancia de ligaduras entre palabras en forma de espiral en algunos ejemplos, aunque el sentido del movimiento de la mano sea diferente:
  • algunas grafías concretas: como la "o" abierta por arriba en la ligadura; la "h" semejante a la "f", aunque el trazo vertical de aquella es sinuoso; "p" abierta, especialmente cuando presenta omisión de algunas letras
  • semejanza en algunas abreviaturas:
  • alzados en forma de banderola

Estos fenómenos de influencia recíproca, al parecer se producen en documentación generada en zonas de frontera gráfica, al menos así se constata en el caso de las dos ciudades citadas.

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Carmen del CAMINO MARTINEZ (Sevilla)

El notariado apostólico en la Corona de Castilla:
entre el regionalismo y la internacionalización gráfica.

No contamos para la Corona de Castilla con estudios sistemáticos que nos permitan conocer el proceso de introducción del notariado apostólico en la misma: fechas en la que aparecen estos notarios por primera vez en cada diócesis; causas y circunstancias de su llegada; fases de su implantación en los distintos ámbitos de producción documental eclesiásticos, es decir, en las distintas oficinas episcopales, capitulares, judiciales, y, llegado el caso, sus actuaciones para los particulares, tanto laicos como eclesiásticos; su convivencia (y competencia) en todos estos campos de actuación con otros notarios nominados por diversas autoridades, laicas y eclesiásticas; la génesis y forma de los documentos por ellos elaborados; y, entre sus caracteres externos, los tipos gráficos conocidos y utilizados por estos notarios y por sus amanuenses en las distintas categorías documentales salidas de sus oficinas.

No obstante, en los últimos años el interés por la diplomática eclesiástica ha propiciado la aparición de estudios específicos sobre la estructura y características de determinadas cancillerías episcopales y capitulares y, por consiguiente, sobre la actuación de notarios apostólicos en dichas sedes. Por otra parte, mis propias investigaciones sobre los fondos documentales del archivo de la catedral de Sevilla y sobre algunos de los notarios apostólicos protagonistas de esta documentación, así como la dirección de una tesis doctoral, aún en fase de elaboración, sobre la presencia y actividad de estos notarios en la sede hispalense en los siglos XIV Y XV, me han permitido conocer de manera más detallada los tipos de escritura empleados en sus documentos y plantearme algunas interrogantes en torno a su formación y cultura gráfica o a los criterios que presidían la utilización de esos distintos modelos por ellos conocidos. Información que hemos completado con la consulta directa de los fondos conservados en el archivo capitular de Toledo y con noticias bibliográficas referentes a los documentos producidos por notarios apostólicos en otras diócesis castellanas, como León, Burgos, Murcia y Santiago de Compostela. Noticias extraídas de los datos proporcionados bien por catálogos y colecciones documentales, bien por los trabajos anteriormente citados.

La observación y el análisis de la compleja realidad gráfica que presentan estos documentos signados por notarios apostólicos a lo largo de la Baja Edad Media nos permite clasificarlos en dos grandes grupos: por una parte, aquellos que emplean modelos gráficos que podemos considerar "regionales", y cuya evolución y modificaciones podemos seguir en el tiempo, en paralelo a lo que sucede en el ámbito de otras oficinas castellanas de producción documental, tanto en la cancillería real como en las distintas cancillerías señoriales o en los despachos notariales, con cuyos oficiales comparten hábitos escriturarios; por otra parte, aquellos que recurren a modelos foráneos, importados, que podemos considerar "internacionales", ajenos en principio a las tradiciones gráficas locales, y que emplean ya de manera exclusiva ya compaginando su uso con los tipos gráficos "regionales".

Por tanto, si nos centramos en los siglos XIV y XV, es decir, en los momentos tanto de inicial y paulatina implantación como de posterior difusión y predominio del notariado apostólico como protagonista de la producción documental eclesiástica en la Corona castellana, veremos que, desde el punto de vista de la historia de la escritura, tras una primera fase de aparición de la gótica cursiva en que ésta refleja las tendencias europeas, coincide con el momento de desarrollo diferenciado de las góticas cursivas castellanas (las tradicionales "precortesana", "cortesana" y "procesal"), y con la difusión de modelos surgidos en otras regiones de Europa (especialmente la "bastarda" francesa durante el siglo XIV y buena parte del XV y la humanística a partir de la segunda mitad del XV) que terminaron por adquirir un alcance internacional, en ocasiones por cuestiones dinásticas, pero muy especialmente por su adopción en la cancillería pontificia y, por extensión, en otras oficinas eclesiásticas al menos para sus relaciones exteriores.

El conocimiento y uso por parte de los notarios apostólicos de los modelos gráficos "regionales" se explica lógicamente por las relaciones que las sedes episcopales y los respectivos cabildos y tribunales eclesiásticos mantenían por un lado con las distintas instancias de poder nacionales y locales, real, señorial, concejil, y, por otro lado, con sus fieles, lo que les obligaba a emitir documentos aptos para ser entendidos en dichos ámbitos. Mientras que la intensa y fluida relación con la Santa Sede y en consecuencia con la cancillería pontificia y sus distintas oficinas y vías de expedición documental, así como con los más diversos legados y representantes papales, con otras sedes, con toda clase de jueces apostólicos, órdenes religiosas, etc. obligaba a estos notarios a conocer los modelos gráficos "internacionales" predominantes en cada momento en estos centros de producción documental eclesiásticos, no sólo para su correcta lectura e interpretación cuando eran recibidos en los obispados, cabildos o audiencias eclesiásticas castellanas, sino también para poder escribir con ellos los documentos de respuesta o las más diversas peticiones y comunicaciones que habían de enviarse a la corte papal o a las distintas jerarquías eclesiásticas en especial fuera de sus diócesis, pero también en muchas ocasiones dentro de ellas.

No obstante, y pese a esta necesidad de conocer y utilizar estas distintas tradiciones gráficas, no todos los notarios apostólicos estuvieron formados y supieron escribir en más de un tipo gráfico. En especial por lo que se refiere a los primeros momentos de su actuación en las diócesis castellanas da la impresión de que sólo emplean el tipo gráfico que conocen. Algunos de ellos procedían de diócesis extranjeras, preferentemente italianas o francesas, y seguramente fue allí donde se formaron en esos modelos gráficos "internacionales". Ello no impide, por supuesto, que también encontremos notarios de origen hispano que dominen dichos modelos o que ofrezcan versiones de los mismos más o menos híbridas o contaminadas por su formación paralela en los tipos gráficos locales. Sin embargo, conforme avanzamos en el siglo XV es más frecuente encontrar notarios apostólicos que dominen tanto los modelos regionales como los internacionales y se acentúa la tendencia en el caso de documentos bilingües, donde se combinan textos en latín con otros en castellano, a asociar lengua y escritura.

No siempre estamos en condiciones de averiguar dónde adquirieron esos conocimientos. Por supuesto, es muy probable que en la mayoría de los casos se formaran en el propio territorio de la Corona castellana, junto a otros notarios apostólicos. Además se trata de tipos gráficos usados ampliamente en los manuscritos del ámbito universitario y no es infrecuente encontrar entre estos notarios, sobre todo a partir del siglo XV, a algunos que han obtenido grados universitarios: bachilleres o licenciados, normalmente en decretos o en ambos derechos. Estudios universitarios que pueden haber efectuado en la Península Ibérica, pero sabemos que en más de un caso acudieron a Universidades italianas o francesas. Asimismo tenemos constancia de la presencia de estos notarios, normalmente actuando junto a personajes de cierta relevancia, tanto en la sede aviñonense como en Roma, donde probablemente completaron su formación en los usos cancillerescos pontificios.

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Irene CECCHERINI (Firenze)

La genesi della scrittura mercantesca

Dalla seconda metà del Trecento fino alla prima metà del Cinquecento, nei libri di commercio e nella corrispondenza dei mercanti italiani, così come nei libri di famiglia (le "ricordanze") e in numerosi codici in volgare a contenuto letterario, è frequentemente impiegata quella tipizzazione della corsiva italiana chiamata 'mercantesca'. In questo periodo il nesso mercantesca/mercanti/volgare è chiaramente percepibile e, pur nella grande varietà di realizzazioni, anche le caratteristiche del canone grafico compiuto sono ben riconoscibili, nei documenti come nei libri. Oltre ad alcune forme di lettera, sono considerati fatti grafici distintivi la tendenza a prolungare i tratti per orizzontale, la forma rotondeggiante e a volte schiacciata del corpo delle lettere, la presenza di numerosi e ampi svolazzi nell'interlinea, la ricchezza di legature destrogire e sinistrogire, sia interne sia fra lettere in successione, la fluidità del tracciato.

Resta ancora da comprendere, tuttavia, quale sia la genesi di questa scrittura, vale a dire in quali tempi e in quali modi la mercantesca si sia affermata e diffusa presso il vivace ambito professionale dei mercanti come canone grafico autonomo dalla minuscola notarile e come sia giunta a legarsi esclusivamente con il volgare. Allo stato attuale delle ricerche, si è concordi soltanto nel collocare il nodo della questione all'interno delle esperienze grafiche toscane, e in particolare fiorentine, del secondo Duecento e del primo Trecento. Il problema, paleografico e storico, è molto complesso, poiché si tratta di studiare un fenomeno in cui si intersecano piani diversi, i fatti grafici - la selezione di forme e di atteggiamenti esecutivi - e i fatti extragrafici - la loro socializzazione e specializzazione per testi in volgare.

Pur essendo stata riconosciuta l'influenza della tradizione grafica notarile, il problema della genesi della mercantesca è stato studiato prevalentemente dal punto di vista dei mercanti, incentrando l'attenzione sul significato socio-culturale della diffusione della scrittura in volgare presso questo ceto emergente, e prendendo quindi in esame alcune delle più antiche testimonianze di carattere pratico in volgare italiano, specialmente quelle redatte in ambiente mercantile. È stato quindi proposto il termine 'protomercantesca' per quelle scritture dell'ultimo trentennio del Duecento e dei primi due decenni del Trecento in cui sono stati riconosciuti i primi sintomi del canone grafico, la cui definitiva formazione si collocherebbe nel secondo quarto del Trecento.

L'analisi comparata di scritture redatte in ambiente mercantile e in ambiente notarile in due lingue diverse, volgare e latino, rivela una realtà differente da quella finora delineata. Tutti quei fatti grafici considerati come primi stadi dell'evoluzione della mercantesca sono ampiamente documentati anche da numerose scritture notarili, tanto da far nascere il sospetto che la questione della genesi della mercantesca possa essere affrontata secondo una prospettiva ribaltata, vale a dire dal punto di vista dei notai. Nella loro tradizione grafica, ricca di forme e soluzioni diverse, ma compresenti e del tutto equivalenti sul piano funzionale, sembra infatti radicarsi interamente il canone grafico della mercantesca, nel quale confluirono, in tempi diversi, forme e atteggiamenti esecutivi e stilistici già sperimentati dai notai, secondo una complessa selezione che prese avvio alla fine del Duecento e che probabilmente giunse a compimento soltanto nella seconda metà del Trecento.
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Aliza COHEN-MUSHLIN (Jerusalem)

Scribes as Artists in Twelfth-Century German Manuscripts.

The fascinating subject of production of medieval manuscripts raises the question of "who done it" which often puzzles manuscript scholars. However, instead of regarding a manuscript in its entirely - considering its codicology, text, palaeography and decoration, scholars tend to be great experts in one or two aspects, leaving the rest for other experts. Thus we have experts dealing with the texts, others dealing with codicology and palaeography and art historians who are mostly interested in the beautiful illuminations, their iconography and style.

Indeed, the deepest rift is between palaeographers and art historians, two disciplines which are closely related and interwoven on the written and illuminated page, but disconnected in scholarship.

Not entirely disconnected, however, because in the age of facsimiles we all collaborate: the palaeographers deal with the scribes; the art historians with the artists. This means that a priori we assume that the people who produced the manuscripts were divided, like us, into two groups: those who deal with the copying of the text and those who deal with the illumination. This clear cut division between experts undermines our ability to prove that in some cases scribes were also artists.

Colophons rarely specify who is responsible for the choice and correct version of the text, for its precise copying and for its decoration. One such example is the 12th-century Springiersbach Homiliary where the colophon explicitly states that Engilbertus pictor et scriptor (Trier, Stadtbibliothek MS 261/1140, fol. 153.v). Since we have no means to check on Engilbertus, we tend to believe him.

On the other hand, the invocation which ends the dedicatory inscription in the Gospels of Henry the Lion Petre, tui monachi Liber hic Labor est Herimanni, is not taken literally by scholars (Wolfenbüttel, Herzog August Bibliothek cod. Guelf. 105 Noviss. 2o). The reason being that the word labor is somewhat vague and we are at a loss to determine whether Herimann was responsible for the copying of the text, for the illuminations or for both.

The problem of identifying a scribe who is also an artist becomes more acute in manuscripts which lack colophons. The key to the solution is that a manuscript scholar should be well versed in all the aspects of the manuscript he studies, its codicology, text, palaeography and illumination, and thereby unravel the division of labour between the people who produced it. I would like to demonstrate with a few examples.

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James D'EMILIO (Tampa, FL)

The inscriptions of Galician Romanesque churches:
regional traditions and responses to Santiago Cathedral.

On the tympanum of the west portal of the Galician church at Taboada dos Freires, a prominent inscription of 1190 surrounds a relief of Samson and the lion. The text has traditionally been thought to name the sculptor, Pelagius magister, and credit the inscription to a certain Iohannes, Iohane q(ui) notuit. This interpretation is problematic, but the explicit reference to the inscription's authorship invites us to consider the role of scribes, alongside artisans and patrons, in the Romanesque church. In nearby churches with related decoration, the tituli and subjects of carvings reveal links with manuscript illumination and suggest the use of pattern books. Together, such examples illustrate the debt of public writing - even in modest village churches - to the diverse traditions of image-making, book production, and the writing of charters.

The flowering of Romanesque sculpture along the pilgrimage roads to Compostela privileged public writing and monumental imagery. From the erudite emblem at Jaca that directly appeals to its "reader" (lector) to decipher its letters to the profusely titled episodes of the Last Judgment at Conques, texts supplied a rich counterpoint to imagery. Commemorative inscriptions also flourished, as long texts recorded the construction and consecration of churches, and celebrated patrons and artists. Churches at Soto de Bureba, Revilla de Santullán, and other sites in northern Iberia preserve intriguing examples that highlight the expressive role of lettering and the close links between sculptors and scribes.

The cathedral at Compostela is a particularly loquacious building with inscriptions of diverse style and function: an ample dedication in the east chapel, varied tituli on the early twelfth-century sculpture of the transepts, a monumental epigraph on the lintel of the west portal commemorating its erection in 1188, twelve roundels marking the consecration of 1211, and unusually assertive masons' marks tracing the initials of the most common Christian names. The cathedral was crucial for the dissemination and development of the Romanesque style in Galicia, and the prominence of its inscriptions - and the novel forms of their lettering - also inspired local craftsmen. At the same time, Galicia and the neighboring regions of Asturias, the Bierzo, and northern Portugal boasted their own epigraphic heritage: Roman epitaphs and votive inscriptions were re-used in Romanesque churches; commemorative inscriptions on roads and bridges continued Roman traditions; and early medieval monasteries displayed lengthy dedications, narratives, and exhortatory verses.

More than one hundred dated inscriptions are known from Galician Romanesque churches: more than sixty of them remain in situ. Additional inscriptions may be dated by their artistic context, documents, or comparison with dated inscriptions from surrounding sites. These texts are remarkably diverse in scale, placement, function, and content, as well as in the style of their lettering. The calligraphic epitaphs of abbots and nobles, the nested lettering of liturgical verses, the tiny tituli of images derived from illuminated manuscripts, the classicizing capitals at the ancient episcopal church at Diomondi, and the list of relics splashed across the lateral walls of the nave at Cornoces illustrate this remarkable range. The architecture and sculpture of such churches cast light on the cultural context for the inscriptions, while historical information on patrons permits specific comparisons with writing by the scribes of monasteries, cathedrals and noble households, and the notaries and parish priests of rural districts.

The inscriptions of medieval Galicia have not been systematically published, but the catalogs for neighboring Portugal, the Asturias, and the Spanish province of Zamora supply a framework for an interpretive regional study. Dated - and datable - inscriptions in Galicia follow broad patterns of development like those across northern Portugal, León and Castile. This paper, however, will highlight exceptional cases that challenge simple models of stylistic evolution or the diffusion of cultural forms from political and religious centers through lower levels of production. By investigating the cultural context of these inscriptions and the sculptural decoration that accompanies them, I will argue that the style of their lettering - as well as their texts and contexts - can be understood as an expressive choice. Specifically, I will consider examples of three phenomena that complicate a linear chronology of stylistic change: the late persistence of forms linked with the Visigothic script and local traditions; the precocious appearance of new - and often foreign - forms of lettering; and the use of different registers of writing that correspond to the function or context of an inscription.

Examined in relation to artistic developments and the work of scribes, the inscriptions offer important insights into the opening of Galicia to Europe in the heyday of the pilgrimage to Compostela, and they chart responses and resistance to new cultural practices at different levels of Galician society. Their style becomes a source in its own right, and a fuller appreciation of these stylistic choices permits a more critical use of the inscriptions as historical sources.

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David GANZ (London)

Three Scribes in Search of a Centre

This paper explores scribal attitudes to normative models for scripts in the Early Middle Ages by investigating and juxtaposing the work of a scribe writing without an evident set of conventions about his alphabet with that of two scribes who altered their scripts to conform to conventions about the appropriate letter forms to be used in copying a schoolbook and a luxury manuscript. By addressing all three cases I hope to raise issues about the process of development of a script, and the normative role of 'centres'.

In the first instance, the Bobbio Missal (Paris BNF Latin 13246), the scribe was thought by E.A. Lowe to be untrained, elderly, and working for himself. But recent discussion of the content of the Missal suggests that he may have been copying this book for a bishop. In that case our assumptions about scribal conventions require revision, and the case of a scribe apparently copying without any sense of a scribal model can serve as a rare instance of an extreme case of book production, and so clarify the processes involved in the development of Caroline minuscule.

In the second instance a group of books annotated and augmented by Martin of Laon shows an Irisih scribe adopting the conventions of Caroline minuscule (and even using Tironian notes) so as to conform to the scribal norms in use in Francia. Other Irish scribes working in Francia kept their Irish script: Martin's change of script shows his awareness of a 'centre' and of the needs of a school community.

In the third case Godeman, the scribe of the Benedictional of St Aethelwold (London, BL Additional 49598) invented a Caroline minuscule and a Capitalis script in order to copy a luxury manuscript, clearly striving to match the highest level of book production on the continent. While we lack evidence of how he developed this script, he stands at the start of the use of Caroline minuscule in Anglo-Saxon England and raises the question of how far the master calligrapher creates a script and a centre.

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Nataša GOLOB (Ljubljana)

The so-called "Kopitar's Bosniac Gospel" and its Carolingian model.

In National and university library of Ljubljana is preserved a manuscript, known as "Kopitar's Bosniac Gospel". It was executed during the second half of the 14th Century, written in Cyrillic script and in vernacular language, spoken in the areas of central Balkans. As such, it is a perfect document of modernity and of striving for linguistic accomplishment; on this basis we can define relations with the then flowering of monasteries and with prospects of Bosnian aristocracy. It is to be praised also as an achievement of Cyrillic paleography.

On the other side, illumination of the manuscript is interesting example of two aesthetic currents: Arcaded pages at the beginning of each gospel, framing the images of evangelists and their symbols are clearly descendants of early Carolingian models, though executed with a clumsy hand, displaying also some misunderstanding of the model-book. On the other hand, ornamental registers, carpet-fields and initials, express the interlace aesthetic, as offspring of Byzantine art. - Also, some codicological observation offer interesting information, like the closeness with Carolingian manuscripts (in respect of dimensions, quire system, lay-out etc.).

These aspects are raising some question, regarding the circumstances, which accompanied the making of the manuscript, like:

  • For what reason did the Carolingian manuscript act as the best possible model book;
  • Was the Carolingian manuscript used with the idea to impress the audience because of its impeccable outlook;
  • Was there some specific relation to the artistic centres of the West,
  • Was Carolingian manuscript conveying some ideal qualities,
  • For what reason was the span of the time between Carolingian model and its Cyrillic copy not felt as an obstacle.

If this manuscript and similar monuments are nowadays easily stamped as mirrors of province, few words of explanation are required. In 1463, invasions of Turkish army caused the collapse of the Kingdom of Bosnia and the era of relative political and cultural prosperity in the region of present Bosnia was over. It was a short period, since the consolidation of ecclesiastical structure was achieved only during the 12th century, therefore art and culture were under the pressure of religious wars. The controversies ended with victory of independent Bosnian church; the adherents were later known as "bogumili" or "patareni". Bosnian church was in need of religious manuscripts, yet during the 12th and 13th Century these were still basic texts, like New testament and Missale: it seems that unstable circumstances did not sustain theological continuity and from the point of contents, the works are offering extremely narrow horizon. From Bosnia, no more then 20 Cyrillic manuscripts are preserved from these centuries, nine of them date from the second half of the 14th century, the period of king Tvrtko I. All Cyrillic manuscripts are translations of New Testament texts (some are apocryphal).

Bosnian king Tvrtko I., crowned in 1377, was powerful man and he found alliances with members of important dynasties, like Frankopani, counts of Celje, kings of Anjou. In monumental art and in the emblems of Tvrtko's kingship, traits of contemporary European art of high quality are evident. Such works of art have the position of monuments in a "hortus conclusus", they are exquisite, but rare; one may presume rightly that the best manuscripts were at this level as well, but were lost during the subsequent periods. Possibly, these manuscripts mirrored the state of mind in the circles of worldly and church aristocracy. - With the Kopitar's
Bosniac Gospel we are confronted with the presence of distant Carolingian influences, where painterly embellishment is not of high quality, what is a contrast to a fine work of a scribe. Therefore, these different levels in execution are raising the idea that it seems to be a copy of a copy and not a manuscript of primary importance. Quite possibly, it is echo of yet another lost manuscript.

To conclude: we are no longer in possession of manuscripts, belonging to the court, are lost, the copy is therefore a pale confirmation of its aims and achievements.

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Guðvarður Már GUNNLAUGSSON (Reykjavik)

The origin and the development of Icelandic script.

Iceland and Norway accepted Christianity around the year 1000, and the first bishoprics and monasteries were established in the Norse area in the latter part of the 11th century. It seems obvious that writing in the vernacular with Latin script began in these countries in the course of that century, though the oldest manuscripts in the vernacular, in both countries, date from the middle or the latter part of the 12th century.

Many of the mediaeval Icelandic manuscripts that have survived are incomplete and in many cases all that survives is a few leaves, or even less. Altogether, about 750 manuscripts are thought to date from before the mid-sixteenth century. Eleven have survived from the 12th century, and about 315 Icelandic manuscripts are dated to before about 1370.

Norway can boast of a considerable number of manuscripts written in the vernacular before 1370: more than Denmark and Sweden, though far fewer than Iceland, and practically all Norwegian manuscripts in Old Norse date from before 1400. There was a marked decline in book production in Norway in about 1370, on account of the great social changes in the country and linguistic changes as well. There was no decline in the writing of letters and documents, however; so from the point of view of palaeography the year 1370 marks no such change. Nevertheless, it is convenient to use this date as a cut-off point. About 130 Norwegian manuscripts in Old Norse survive from before 1370, many of them in fragments only. Of this number, eight date from the 12th century or about 1200.

To begin with, documents in the Nordic countries were written in Latin. The oldest extant Norwegian document in Latin is dated to the 7th decade of the 12th century, while the oldest in Old Norse dates from about 1210. Most surviving documents are originals. About 1,650 original Norwegian documents written in Old Norse prior to 1370 are now extant, of which only about 80 are from the 13th century. No Icelandic documents from before 1300 have survived, and only 20-25 from the first half of the 14th century, after which their number increases rapidly.

Scholars have not been of one mind as to whether the knowledge of writing came to Iceland from mainland Europe (Northern Germany) or from England. There is very little trace of Anglo-Saxon influence in the earliest Icelandic manuscripts, apart from the letter for voiceless 'th' (thorn), whereas in the earliest Norwegian manuscripts there is greater Anglo-Saxon influence, namely the Anglo-Saxon letters for voiced 'th' (eth), 'f', 'v', and 'r'. Three of these letters begin to appear in Icelandic manuscripts in the first part of the 13th century. As a result, many scholars have held that the Icelanders acquired the art of writing Latin script from the mainland, while the Norwegians learned it from the English. In my opinion, two different issues are being confused here: on the one hand the question of when and whence Latin script came to Norway and Iceland, and on the other hand the later stages of its development, including influence from other cultural areas. Further, not enough attention has been paid to the fact that the speed at which writing changes can vary from country to country.

Didrik Arup Seip divided the history of Icelandic-Norwegian script into three periods. The first extended down to 1225, the second from 1225 to 1300 and the third ran from 1300 onwards. Lars Svensson gave these three periods names: viz. Carolingian, Carolingian insular and Gothic script, while he divided Norwegian script into older Carolingian insular period, younger Carolingian insular period and Gothic. The term Carolingian insular is not particularly apt, since even though Norwegian and Icelandic scribes adopted some letters from Anglo-Saxon script, their script never bore the other characteristics of Insular script.

The earliest Icelandic manuscripts, and perhaps some of the Norwegian manuscripts written in the latter part of the 12th century, are written in Carolingian script. The other are all written in Praegothica, which was used until the second half of 13th century. It is evident to me that Icelanders lagged behind Norwegians in adopting new forms of writing from the south. The Norwegians were first to use Praegothica and to import Anglo-Saxon letters, so that the Anglo-Saxon influence could have come to Iceland through Norway. Although it is not certain whether Latin script originally came to these Northern countries from the mainland or from England, at the very least, Anglo-Saxon influence soon became strong and remained strong for some time.

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Giovanni FEO
Maddalena MODESTI
(Bologna)

Scrittura, cultura e scienza filologica a Bologna nel secolo XI.

A più riprese, ed in termini spesso apparsi conclusivi nella loro perentorietà, da parte della storiografia interessata si è rilevato l'abisso incolmabile tra una prima e una seconda Bologna, quella ante e quella post nascita dello Studium, quasi fossero due città distinte e diverse, ove il confine netto preciso e indiscutibile si palesava nelle fattezze del "Fondatore", Irnerio. Non che la lucerna iuris, camminando per le vie di quella seconda Bologna, non vi trovasse degni compagni di avventura: Graziano, Ugo da Bologna, Adalberto Samaritano, giganti, di diritto e di lingua, tutti lì improvvisamente sorti tra quelle spoglie e antiche mura di consumata selenite, tanto distanti dalla civitas antiqua quanto propagatori di luce e quasi 'padri' di una nuova radiosa era cittadina.

D'altro canto dalla prima Bologna, quella del deserto culturale, pressoché per magia sbocciava quel mirabile gioiello di cultura e arte, il Codice Angelica 123, "uno dei più bei libri medievali del canto liturgico che possediamo" (G. Ropa), il quale, una volta accertatane incontrovertibilmente l'origine bolognese, tanta difficoltà ha creato alla storiografia specialistica circa le capacità di quell'ambiente a manifestarsi su così alte e solide vette espressive.

E tra le due Bologna: nulla. Due realtà che non si parlano, due entità distinte: buio e luce, piccolo e grande, periferia e centro, ignoranza e sapienza. E quei due monumenti, del diritto e della fede: lì per caso. Solo per caso.

Il tentativo di rispondere a tale quesito rappresenterà l'obiettivo e la conclusione della ricerca che si muove su un duplice fronte:

  • · Ripresa e approfondimento della storiografia sviluppatasi in questi anni sul tema Bologna (politica e istituzioni, diritto, notariato, cultura) ponendo al centro il pensiero e le sintesi scientifiche di: Ovidio Capitani, Ennio Cortese, Giovanna Nicolaj, Giampaolo Ropa.

  • · Riconsiderazione globale delle fonti datate o databili tra il X e l'XI secolo con relativa organizzazione dei dati rispetto alle seguenti linee d'indagine:

    1. Politica e istituzioni
    2. Cultura
    3. Arte e miniatura
    4. Scritture di codice
    5. Scritture notarili

Il secolo XI, come ognuno sa, per tutta l'Europa fu vigilia e preparazione di quella complessa fase storica che, sotto il nome storiografico di 'Rinascita', descrive l'inarrestabile movimento che maturò e contribuì, nel suo svolgersi, ai decisivi cambiamenti che il continente visse dal punto di vista culturale, istituzionale, sociale ed economico. Rileggere il secolo XI bolognese, con lo scopo di verificare se quell'ondata di innovazione abbia avuto nella città felsinea uno dei motori propulsivi ovvero, al contrario, se essa fu solo palcoscenico rappresentativo di una storia maturata e scritta altrove. Questo l'interrogativo di fondo intorno al quale si snoda il lavoro.

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Alois HAIDINGER (Wien)

Mitteleuropäische Vorläufer der Gebetbuchfraktur Maximilians I.

Das im Auftrag von Kaiser Maximilian I. 1513 in Augsburg gedruckte Gebetbuch zählt zu jenen Drucken, die die späteren Druckfrakturen wesentlich beeinflußt haben. Mit den Vorläufern der "Gebetbuchfraktur" hat sich vor allem Fichtenau in seiner Monographie Die Lehrbücher Maximilians I. und die Anfänge der Frakturschrift (Hamburg 1961) beschäftigt. Er sieht eine direkte Abhängigkeit dieser Drucktype von der sogenannten "Lehrbücherschrift", das heißt von den in "Vorfraktur" geschriebenen Teilen der beiden um 1465/67 für Maximilian angefertigten Lehrbücher Wien, ÖNB, Cod. 2368 und Cod. Ser. n. 2617. Als Vorbilder für die Lehrbücherschrift dienten nach Fichtenau Auszeichnungsschriften der kaiserlichen Kanzlei; Schreiber der genannten Lehrbücher war seiner Meinung nach Wolfgang Spitzweg (1442-1472 in der kaiserlichen Reichskanzlei, 1473 bis 1497 als Stadtschreiber von Wiener Neustadt nachweisbar), der nach Fichtenau "den entscheidenden Beitrag zur Ausbildung der Fraktur lieferte", "dem wir die Übersetzung der Kanzleibräuche zur Zeit Friedrichs III. aus den Urkunden in eine Prunkschrift habsburgischer Bücher verdanken."

Schriftdenkmale, die Fichtenau noch nicht bekannt waren, erlauben es, das von ihm gezeichnete Bild der Entstehung der Gebetbuchfraktur zu modifizieren.

Von wesentlicher Bedeutung sind in diesem Zusammenhang die aus den 1470er und 1480er Jahren stammenden neun "Determinationsurkunden" - Ankündigungen der Abhandlung einer Quaestio durch einen oder mehrere Studenten unter der Leitung eines Magisters -, deren große kalligraphische Schrift zweifellos zu den Vorläufern der Gebetbuchfraktur gerechnet werden darf. Diese wenigen, erst in den letzten beiden Jahrzehnten publizierten Ankündigungen sind als Vertreter einer Quellengattung zu verstehen, von der in der zweiten Hälfte des 15. Jahrhunderts entsprechend der Zahl der in Wien Studierenden mehrere tausend existiert haben. Daraus folgt, dass die Gebetbuchfraktur keineswegs in direkter Abhängigkeit von der Lehrbücherschrift stehen muß, sondern einen Schrifttypus tradiert, der zum Zeitpunkt des Entwurfs der Gebetbuchtype bereits seit mehreren Jahrzehnten im Umkreis der Wiener Universität Anwendung gefunden hatte.

Es besteht somit auch keine Notwendigkeit, die Gebetbuchfraktur aus stilistisch ähnlichen, in nennenswertem Ausmaß nur von Wolfgang Spitzweg angewandten Auszeichnungsschriften der kaiserlichen Kanzlei abzuleiten. Auch als Schreiber der Maximilian-Lehrbücher kommt Spitzweg kaum in Betracht: Die Schrift des Cisioianus im Maximilian-Lehrbuch von 1465/66 steht jener der frühen Determinationsurkunden weit näher als jener der Spitzweg-Auszeichnungsschrift in Kaiserurkunden und Stadtbüchern von Wiener Neustadt.

Während die durch Cisioianus und frühe Determinationsurkunden vorgetragene Variante der Vorfraktur weder in literarischen noch liturgischen Handschriften des Wiener Raumes anzutreffen ist, begegnet sie beispielsweise in dem für König Ladislaus Postumus (1453-1457) in Prag angelegten dreisprachigen Vokabular (Rom, Biblioteca Apostolica Vaticana, Cod. Pal. lat. 1787) und in seinem von teilweise denselben Kräften angefertigten Gebetbuch (Tepl, Stiftbibl., Cod. 39). Diese böhmische, vor allem in liturgischen Manuskripten anzutreffende Vorfraktur findet sich bereits im 1438 datierten Brevier des Hanuš von Kolowrat (Prag, Nationalbibl., Ms. Osek 71) und ist in fast unveränderter Form noch gegen Ende des 15. Jahrhunderts nachzuweisen (z.B. Strasbourg, Bibl. mun. et univ. 310, dat. 1490).

Es erscheint daher wahrscheinlich, dass der "Vorfraktur" der Maximilian-Lehrbüchern und der frühen Determinationsurkunden - der überzeugendsten Vorläufern der Gebetbuchfraktur im Wiener Raum - nicht die Auszeichnungsschrift der Reichskanzlei zugrunde liegt, sondern dass diese "Wiener Vorfraktur" erst durch die Kenntnis böhmischer Handschriften oder durch Migration böhmischer Schreiber nach der Jahrhundertmitte am Wiener Hof Eingang gefunden hat.

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Dalibor HAVEL (Brno)

Die Rolle von Nachahmungen in der Entwicklung der böhmischen Urkundenschrift
(eine vergleichende Skizze)

Wenn wir von der Entwicklung der böhmischen Urkundenschrift sprechen wollen, müssen wir in der ersten Reihe im Sinn haben, daß die Losung aller mit diesem Thema zusammenhängenden Fragen nur durch die Kooperation der lateinischen Paläographie mit Diplomatik verwirklicht werden kann. Die Schrift bildet namentlich von den Zeiten Theodors von Sickel ein wichtiges Element im Bereich der äußeren Merkmale der Urkunden, das uns bei der Interpretation der Entstehungsumstände der betreffenden Urkunde wirkungsvoll helfen kann.

In meinen Erwägungen wollte ich mich hier nur auf einige kurze Bemerkungen beschränken, und zwar auf die Rolle von Nachahmungen in der Entwicklung der böhmischen Urkundenschrift. Daneben wollte ich mich natürlich nur auf wichtigere Entwicklungstendenzen konzentrieren, die verschiedene Formen der Komunikazion zwischen "Zentrum" und "Peripherie" illustrieren können.

Die böhmische Urkundenschrift entwickelt sich ganz allgemein gesagt unter den abwechselnden Einflüssen einerseits der römischen Kaiser- und Königsurkunden, andererseits der päpstlichen Urkunden. Und die Nachahmungen der äußeren Merkmale dieser so zu sagen "normgebenden" Zentren, die man in den böhmischen Urkunden verfolgen kann, bilden meiner Meinung nach einen sehr wichtigen Abhängigkeitsausdruck unseres diplomatischen Materials von diesen Kanzleien.

Von diesem Gesichtspunkt aus könnem wir, natürlich ein bißchen simplifiziert, in der Entwicklung der böhmischen Urkundenschrift drei Haupttendenzen festsetzen:

  1. in der Vorgeschichte der böhmischen Urkunde, d. h. im XI. und etwa in der ersten Hälfte des XII. Jahrhundertsbetrifft man die Schrift ohne Kanzleistilisierungen
  2. von den vierziger Jahren des XII. Jhdts. könnem wir vom Anfang der Anwendung der diplomatischen Minuskel nach den deutsch-romischen Mustern sprechen
  3. am Ende des XIII. Jhdts. verstärkt sich der Einfluß der päpstlichen Minuskel in der böhmischen Urkundenschrift.

Die erste Periode konnte als "Periode ohne Kanzlei" gezeichnet werden, d. h., daß bis in den vierziger Jahren des XII. Jhdts. haben wir von Böhmen oder Mähren keine Originalurkunde zur Verfügung. Es gibt hier nur ein einziges Originaldokument, aber es handelt sich nur um ein Aktenstück des böhmischen Herzogs Spytihnev II. (1055-1061) für die Kollegiatkapitel in Leitmeritz von der Mitte des XI. Jahrhunderts. Sehr wichtig ist Duktus der benützten Schrift, deren Herkunft müssen wir natürlich im Bereich des Empfängers suchen. Schon auf den ersten Blick sehen wir, daß es sich um eine reine Buchschrift und nicht um eine diplomatische Urkundenschrift handelt. Und deshalb können wir von keiner Kanzleinachahmung sprechen. Höchstens kann man in diesem Fall die engeren Verbindungen mit der bayerischen Schriftprovinz erwägen. Zum Vergleich kann die berühmte Schreiberhand Otlohs benützt werden. Diese Beobachtungen sind nur mit Vorbehalt zu verallgemeinern, weil wir leider kein weiteres Material von Böhmen oder Mähren in dieser Zeit zum Vergleich haben.

Ein wenig sichere Ergebnisse bietet uns die zweite Tendenz, die in den 40. Jahren des XII. Jhdts. beginnt und deren Anfang mit dem Namen des olmützer Bischofs Heinrich Zdík (1125-1150) in Verbindung stehet. Als Empfänger steht er im Hintergrund der ersten im Original erhaltenen böhmischen Herrscherurkunde, und zwar der Urkunde Herzogs Vladislav II. (1140-1172) von den Jahren 1146-1148. Schreiber dieser Urkunde benützte schon eine diplomatische Minuskel, ihre Hand ist aber augenscheinlich unsicher, Inspiration von den gegenwärtigen römischen Kaiser -und Königsurkunden ist außer allem Zweifel. Die Unsicherheit dieser Schreiberhand kann man z. B. auf den Schlingenverzierungen des Buchstabens "g" ansehen: auf der 1. Zeile "gratia" - nur Anfang der Verzierung, auf der 2. Zeile "vigilantia" - mit der Verzierung, auf der 4. Zeile "glorie sue diligentes" - wieder nur Anfang der Verzierung usw. Zum Vergleich sehen wir die iuxtaponierte Urkunde vom römischen König Lothar vom Jahre 1131. Nach diesen schüchternen Anfängen ist diplomatische Minuskel in den böhmischen Urkunden bald heimisch geworden.

Und jetzt nur noch ein paar Worte zur letzten Tentenz im Bereich der böhmischen Urkundenschrift, und zwar zu den Nachahmungen der päpstlichen Minuskel am Ende des XIII. Jhdts. Diese Nachahmungen stehen in enger Verbindung mit der berühmten Notarschule beim Kollegiatkapitel der heiligen Petrus und Paulus am Vyšehrad in Prag und hängen mit der Tätigkeit des königlichen Prothonotars Henricus de Isernia in der böhmischen Königskanzlei zusammen.

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Zdenka HLEDÍKOVÁ (Praha)

Die bolognesische und französische Schrift im böhmischen Umfeld des 14. Jahrhunderts
(am Beispiel der Handschriften von Raudnitz)

Das Augustiner-Chorherren Stift in Raudnitz an der Elbe wurde vom Prager Bischof Johann IV. von Drañice am 25. Mai 1333 in seiner Stadt Raudnitz gegründet. Die Gründung erfolgte für einen damals in böhmischen Ländern noch nicht bestehenden Orden, dem der Bischof während seines langen Aufenthalts in Avignon begegnet war. Durch die Niederlassungen im böhmischen Milieu des 14. Jahrhunderts wurde der Bestand des Ordenshauses noch um 10 Kanonien vermehrt, die alle Raudnitzer consuetudines annahmen. Den gleichen Weg beschritten in der Folge auch österreichische und schlesische Häuser. Die Augustiner-Chorherren hatten eine ausserordentliche Bedeutung für das damalige Kulturleben und die Entwicklung Böhmens.

Der verhältnismässig bedeutende Umfang der erhaltenen Raudnitzer Bibliothek (insgesamt 131 Kodexe, davon 110 in der Bibliothek des Nationalmuseums, Prag), der innerhalb von nur 85 Jahre anwuchs, macht es möglich, den Schriftcharakter der klösterlichen Manuskripte zu verfolgen und aus seiner Entwicklung mit einiger Sicherheit zu Schlüssen zu kommen hinsichtlich der Übernahme und des Ineindarwachsens der aus verschiedenen geographischen Regionen herstammenden Typen; diese Schlussfolgerungen könnten auch von allgemeineren Geltung sein.

Die ersten Bände der Raudnitzer Bibliothek stellen die Kodexe dar, die Johann von Drañice in Avignon und seiner unmittelbaren Umgebung erwarb. Hinsichtlich der Provenienz handelt es sich um Handschriften aus dem Bologneser Umkreis, die ihrer Entstehung nach dem Zeitraum vom beginnenden 13. Jahrhunderts bis zum ersten Drittel des 14. Jahrhunderts zuzuordnen sind. Auch im Falle der illuminierten Handschriften handelt es sich nicht um Exemplare höchster Qualität. Es sind in ihnen beide Varianten der in Bologna verwendeten Schrift vertreten. Der kaligraphische, ovale Typ der zeichnerischen Minuskel mit niedrigen Zeilenabständen und niedrigen Hinneigung des Schaftes des unzialen d, sowie der weniger auf ästetische Wirkung hin angelegte, eher als ‚Pariser' Typ zu bezeichnende Schrifttypus einer schärfer und lockerer wirkenden Schrift, die auch einen quadratischen Modul zeigt. Es werden Proben aus den Handschriften XII A 12, XII A 10, XII A 11, XII C 13, XIII B 12, XV A 6 und der älteste Kodex dieser Gruppe XV A 11 gezeigt, unter Hinweis auf geringfügige Unterschiede. Auf gleiche Art und Weise wird auch bei den jüngeren und sich erheblicher unterscheidenden Manuskripten aus der ersten Hälfte des XIV. Jahrhunderts verfahren, die nach Raudnitz gelangten (XVI A 14, XVII A 5, XV B 5, XVI B 2).

Die importierten Bologneser und französischen Manuskripte aus der Raudnitzer Bibliothek treten hier neben den Codices heimischer böhmischer Herkunft auf, deren Teil auch der Zeit vor der Mitte des 14. Jahrhunderts zuzurechnen ist (XII A 5, XII A 7, XIII A 6, XVI A 3, XVI D 8), und deren Schrift von eindeutig unterschiedlichem Charakter ist. Typisch sind die feine kalligraphische Ausgestaltung der Lettern durch gezierte Schriftzüge, und vor allem der in die Höhe gezogene Modul und die geschlossenheit der Zeilen und die damit zusammenhängenden gotischen Ligaturen und die Minuskel- d.

Wie gestaltete sich ferner das Zusammenleben zweier so unterschiedlicher Schriftarten innerhalb einer einzigen relativ geschlossenen Institution, deren Mitglieder nur in einer Schriftart geschult worden sind und dabei stets den zweiten vor beiden Typen vor Augen hatten ?

Der Bestand der Raudnitzer Bibliothek vermehrte sich dann durch reiche Schenkungen der Nachfolger Johanns von Drañice auf dem Prager Bischofsstuhl. Eine relativ ausgeprägte Gruppe stellen die um das Jahr 1360 entstandenen Handschriften dar, deren Vorhandensein in der Raudnitzer Bibliothek Ernst von Pardubice als Donator zugeschrieben wird. Ich nehme an, dass das Scriptorium Ernsts direkt in Raudnitz tätig war. Die Schrift der Codices dieser Gruppe (XII A 14, XIII B 13, XII A 16, XIII B 6/1-2) stellt eine Schrift heimischer böhmischer Herkunft dar, steht aber eindeutig unter dem Einfluss der Ästhetik der südeuropäischen Handschriften.

Eine vierte ziemlich differenzierte Gruppe von Manuskripten, die hier zu untersuchen sind, stellt jene dar, deren aus der Zeit bis 1360 stammende Codices durch ihre Entstehung mit Raudnitz verknüpft sind, obwohl sie sich nicht als eine Donation Ernests von Pardubice ausweisen lassen. Am auffallendsten ist der Einfluss Südeuropas im Falle der ältesten Handschrift dieser Gruppe (um 1350, XV C 2) zu beobachten. Schon die Schrift des Kodex XII C 1 (um 1360) ist vorwiegend ‚böhmisch', obwohl sie durch ihren niedrigen Modul a.a. von der vollen ‚böhmischen' Reihe abweicht. In den Schriftzügen des Kodex XIII A 4 (auch um 1360) lassen sich nur vereinzelte Ankläge an die Schrift der südeuropäischen Codices feststellen. Auch sie vermisst man bei der Schrift, die in einer weiteren Handschrift aus gleicher Zeit (XV B 8) verwendet wurde.

Anhand dieser durch genaue Beobachtung gewonnenen Daten sei der Schluss erlaubt, dass die Art der Erstellung von Manuskripten in der Kanonie Raudnitz - abgesehen von den Fällen, wo ihre Entstehung einer direkten Verknüpfung an das Scriptorium Ernests von Pardubice verdankt wird - in der ersten Chorherrengeneration mehr geprägt war durch die durch importierte Codices vermittelte Kenntnis der südeuropäischen Schreibart. Allmählich wurde dieser Einfluss schwächer. Bei der zweiten bis dritten Generation lässt sich ein deutlicheres Vorhandensein der heimischen Bräuche bei der Abfassung von Handschriften feststellen. Vor den "importierten" Gepflogenheiten erhielt sich vor allen Dingen der etwa niedrigere Modul oder etwas gelockerte Reihung der Lettern, eventuell beides zusammen. Von den einzelnen graphischen Formen bestand nur Vereinzeltes fort. Diese Charakteristik wurde zum bestimmenden Zeichen der Schrift Raudnitzer Provenienz in der restlichen Jahrzehnten des 14. Jahrhunderts. Als ein anschaulicher Beweis dessen kann die ausgeprägt kalligraphische Schrift eines hiesigen Breviers aus den 90er Jahren (XVI F 10) dienen. Die ‚Raudnitzer' Schrift unterscheidet sich durch diese Zeichen von den Schriften anderer Codices von ähnlichem Sorgfaltsniveau, die in vergleichbarem Zeitraum an anderen Stellen Böhmens entstanden. Es handelt sich dabei um einen derart ausgeprägten Usus, dass es möglich ist, ihn bei der Bestimmung der Provenienz der Handschriften der Raudnitzer Bibliothek in Erwägung zu ziehen.

Doch an der Wende des 14. zum 15. Jahrhundert fand in Raudnitz die erwähnte Rückehr der heimischen Schreibertraditionen ihren Fortsetzung, beziehungsweise die Rückehr einer gewissen heimischen Ästhetik der kalligraphischen Texte, die auf einer ausgeprägten Vertikalität beruhte und die hier auch bei Schriften von grundsätzlich anderem Charakter Verwendung fand. Dies deutet der Modul der eleganten Bastarda des Kodex XIV A 2 aus dem Ende des 14. Jahrhunderts an. Es liegt der Schluss nahe, dass die vierte oder fünfte Generation der in Raudnitz schreibenden Chorherren wieder voll die heimische Schreibweise aufgriff, für die sich in der Zwischenzeit eine neue Schreibart einbürgerte

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Walter KOCH (München – Wien)

Internationalismus und Regionalismus in der epigraphischen Schrift.

Die Lehre von den Inschriften des Mittelalters und der früheren Neuzeit ist eine verhältnismäßig junge, vielfach noch im Aufbau befindliche Wissenschaft, die jedoch in den letzten zwei bis drei Jahrzehnten manch beachtliche Verfestigung erfahren hat. Eines ihrer zentralen Anliegen, so wie ich es sehe, muß in der Erarbeitung einer europäischen "géographie épigraphique" liegen - und dies für verschiedene Aspekte. Dies gilt für formelhafte Formulierungen nicht weniger als für graphische Gestaltungsweisen, um die es im Vortrag geht. Das Umsetzen des Kongreßthemas in das Feld der mittelalterlichen und neuzeitlichen Epigraphik macht allerdings erst so recht deutlich, daß es doch beträchtliche grundsätzliche Unterschiede zwischen den inschriftlichen und schreibschriftlichen Schriftzweigen gibt und daß die Inschriftenkunde in der Entwicklung ihres wissenschaftlichen Instrumentariums gegenüber der traditionsreichen paläographischen Forschung, was nicht verwundern kann, noch manch Nachholbedarf hat.

Kriterien zur Datierung von Inschriften aufgrund ihres Schriftbildes wurden inzwischen schon einigermaßen brauchbar erarbeitet, wenn auch nur mit Abstrichen für Schriftarten mit massenhaftem Vorkommen wie etwa die Gotische Minuskel oder die Kapitalis. Die regionale Einordnung von Schriftbildern insgesamt ist aber nach wie vor ein Desiderat der Inschriftenpaläographie - entweder ist das Material zu dürftig, um zielführende Vergleiche anstellen und Gruppierungen herausarbeiten zu können oder so überreich, daß es kaum überblickt werden kann. An sich könnten Untersuchungen dieser Art gefördert werden durch die Tatsache, daß sich epigraphische Denkmäler noch an Ort und Stelle, also in der Region, befinden oder zumeist gut lokalisierbar sind. Erschwerend ist hingegen, daß "epigraphisches Schreiben" jene dem Individuellen am weitesten entfernte"Schriftäußerung" darstellt. Wir sind mit einer unterschiedlichen Genese der einzelnen Schriftstränge konfrontiert. Epigraphischer Schriftstrang im eigentlichen Sinn des Wortes ist streng genommen nur das, was antike Kapitalis ist, bzw. was sich daraus im Laufe der Zeit entwickelte - bis hin zur Gotischen Majuskel. Mag hierbei als Stilisierungselement die Auszeichnungsschrift in den Codices auch eine wesentliche Rolle gespielt haben, so sind in anderen Fällen Buch- bzw. Schreibschriften direkt in die Inschriften eingedrungen und wurden epigraphischen Erfordernissen angepaßt wie etwa die Gotische Minuskel, die Rotunda, die Minuskelantiqua oder die Fraktur. Mag Internationalismus im Epigraphischen zunächst und in erster Linie zweifelsfrei die antike Monumentalis und ihr Wiederaufgreifen in den diversen Renaissancen bedeuten, so ist schwieriger, was in unserem Sinn als Regionalismus zu verstehen ist. Ist dies bereits die Momentaufnahme einer Werkstatt - und auf diesem Feld ist in der letzen Zeit einiges aufgearbeitet worden-, deren oft gut vergleichbaren Produkten man das Prädikat "regionale Eigenart" zugestehen kann, oder sind es nicht doch eher Konstanten, die - darüber hinausgehend - Raum und vor allem größere Zeitspannen bestimmen.

Das Referat soll sich erstmals im Zusammenhang in einer tour d'horizon mit der Frage der Möglichkeit von regionalen Abgrenzungen in der Epigraphik befassen und einige Beispiele vorführen.

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Edit MADAS (Budapest)

Internationalismus und Regionalität der Schriftkultur des ungarischen Spätmittelalters.

Der Beitrag versucht das ungarische Schriftwesen im 15. Jh. in einigen charakteristischen Textsorten vorzustellen. Urkunden und Schriftstücke der städtischen Administration werden dabei nicht berücksichtigt.

Das Territorium des mittelalterlichen ungarischen Königreiches umfasste den ganzen Karpatenbecken. Die Kriegsverwüstungen des Mittelalters und der frühen Neuzeit haben nur zwei Bibliotheken überlebt: die des Pressburger Kapitels an der nordwestlichen Landesgrenze und die des Bistums Agram-Zagreb an der südlichen Grenze. Beide Sammlungen liegen außerhalb der im Friedensdiktat von Trianon gezogenen Grenzen. Im Zentralungarn, d. h. auf dem Gebiet des heutigen Ungars ist keine mittelalterliche Bibliothek erhalten geblieben nur einige europaweit zerstreute Bände diverser Sammlungen. Die Tätigkeit der größten Skriptorien in Klöstern, Kapiteln oder am Hof läßt sich nur anhand einiger wenigen, durch Zufall erhaltenen Bände dokumentieren, die jedoch von einer kontinuierlichen Schriftkultur von beachtlichem Niveau zeugen.

Aus dem 15. Jahrhundert sind bereits eine Anzahl von Handschriften ungarischer Provenienz erhalten, die uns gewisse allgemeine Feststellungen erlauben. Selbst diese Denkmäler lassen sich selten genauer lokalisieren, daher ist eine nach Gattungen/Textsorten vorgenommene Gruppierung ratsam, da die Schriftarten und die Gattungen eng miteinander zusammenhängen. In diesem Jahrhundert waren in Ungarn die gotischen Schriftarten (textualis, bastarda, cursiva currens) und die auf einen engen Benutzerkreis und auf bestimmte Gattungen begrenzte humanistische Schrift gleichermassen in Brauch. Für die deutschen und ungarischen Texte hat man ausschließlich die gotische Schrift verwendet.

Für die liturgischen Handschriften ist die Verwendung der gotica textualis und die gotica textualis formata typisch. Diese Schriftart läßt sich paläographisch zu dieser Zeit schwer lokalisieren, zur Bestimmung der ungarischen Schriftheimat müssen daher inhaltliche Merkmale (Lokalritus, Lokalheiligen), Notenschrift und Buchschmuck gleichsam berücksichtigt werden. Nach meinen allgemeinen Erfahrungen macht das Schriftbild der ungarischen Fraktur keinen starren Eindruck. Die representativen Handschriften weisen einen entscheidenden Rotunda-Charakter auf. Die erste Gruppe zeugt meiner Ansicht nach von einem ferneren, die zweite Gruppe von einem unmittelbareren italienischen Einfluß.

Gebrauchshandschriften für persönliche Benutzung und Schulbücher wurden auch bei uns in verschiedenen Graden der Bastarda geschrieben.

Im 15. Jh. entstehen die ersten ungarisch geschriebenen Kodizes, die Periode der "ungarischsprachigen Kodexliteratur" schließt mit dem Anfang des 16. Jahrhunders. Das Unternehmen der ersten ungarischen Biberlübersetzung häng vielleicht mit dem Hussitismus zusammen (erste erhaltene Kopie a. d. J. 1466). Die anderen, etwa 50 Kodizes dieser Literaturperiode sind für lateinunkundigen Nonnen bestimmte Andachtshandschriften, zumeist Übersetzungen lateinischer Vorlagen. Die einfacheren Hss. sind in Bastarda, die anspruchsvolleren in Hybrida geschrieben. Jetzt sind auch Frauen als Schreiber bekannt.

Die ersten humanistischen Kodizes entstehen in Ungarn in der Umgebung von Johannes Vitéz um die Mitte des l5. Jh. Sein Neffe, Janus Pannonius, erwarb sich in Italien die humanistische Bildung und wurde zu einem der bedeutendsten Schriftstellern der Zeit. Die immense Humanisten-Bibliothek des Matthias Corvinus hatte eine vorwiegend repräsentative Zielsetzung und durch ihre baldige Vernichtung/Zerstreuung konnte sie zu keiner Förderin der nationalen Kultur werden. Aber auch in der Budaer Werkstatt unter Matthias schufen italienische, aber vermutlich auch einheimische Schreiber humanistische Kodizes.

Letzlich möchte ich ein Handschriftenensemble vorstellen, wo nicht die Gattung, sondern ein weiterer Kontext die Schrift bestimmt hat. Die sog. Chronikkomposition des 14. Jh. ist uns von 8 Handschriften und in einer Inkunabel überliefert, ihr bekanntester Textzeuge ist die Prachthandschrift "Wiener Bilderchronik". Im Thuróczy-Kodex steht der Text vor Rechtsbüchern und wurde in einer kursive Kanzleischrift geschrieben. Im Béldi-Kodex, in einer Privathandschrift, geschrieben in stark kursivierten Bastarda, bekam sie ihren Platz unter volkstümlichen Lektüren. Für die Dubnicer Chronik, eine für die Familie Drágfi verfertigte, sorgfältig verzierte und textlich emendierte Handschrift, benutzte man eine anspruchsvolle Hybrida. Für höfische, jedoch nicht repräsentative Zwecke war der Sambucus-Kodex, eine Papierhandschrift in humanistischer Schrift, bestimmt. Der Besitzer war Wladislaw II, 1490-1516. Die repräsentative Chronikfassung der Zeit war damals schon das Werk des italienischen Humanisten Bonfini: Rerum Hungaricarum Decades. Von der für den Hof bestimmten Kopie des Werkes sind uns lediglich drei Pergamenfragmente bekannt.

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José MARQUÉS (Braga)

Les chemins de l'écriture dans le nord-ouest du Portugal, au Moyen-Age.
Quelques aspects.

Nous connaissons l'évolution de l'écriture au Portugal dans ses grandes lignes, mais lorsque l'on souhaite suivre ce phénomène dans une région ou dans une institution quelconque, jpouant le rôle de centre culturel ou de diffusion de l'écriture, on se heurte à beaucoup d'incertitudes, faute d'études systématiques sur ses trésors documentaires, permettant d'éclairer la réalité constatée, à cet égard, dans ces mêmes institutions. Dans cette communication, nous entendons présenter une première approche de ce thème majeur.

Le choix de la région nord-ouest est justifié car, lors de la fondation du Portugal, l'ensemble du diocèse de Braga, outre la cathédrale et l'école capitulaire correspondante, comptait plus de soixante-dix monastères "de tradition wisigothique", dont une partie adhéra progressivement aux nouvelles règles monastiques - bénédictine, augustinienne et cistercienne -, introduites au Portugal, dans le dernier quart du XIe siècle et la première moitié du XIIe siècle, et qui se sont transformés, bien qu'à différents niveaux, en centres d'écriture et de culture.

Pour suivre les "chemins de l'écriture" mentionnés dans le titre de cette communication, il faut savoir où se trouve la documentation de ces institutions, qui a survécu aux vicissitudes historiques dont elles pâtirent, à commencer par la grave crise démographique et socio-économique qui sévit du milieu du XIVème siècle au milieu du XVème siècle, et qui est responsable de l'extinction de beaucoup d'entre elles.

Dans notre étude, nous suivrons l'évolution de l'écriture telle que la révèle l'analyse de la documentation de l'ancien monastère, et plus tard collégiale de Guimarães, et de celui de S. Simão da Junqueira. Nous déterminerons, avec une relative précision chronologique les mutations des formes d'écriture, leurs principales caractéristiques, continuités et innovations, etc., dans les limites chronologiques imposées par les collections documentaires dont nous disposons.

Si cette analyse se place essentiellement dans le domaine paléographique, nous ne manquerons pas de nous intéresser aux supports utilisés, à certains aspects linguistiques, aux formules d'authentification et à d'autres détails qu'on peut considérer comme pertinents. Nous verrons ainsi que la zone comprise entre les fleuves Minho et Lima, demeurée sous la juridiction ecclésiastique de la cathédrale de Tui jusqu'en 1381, fut la plus influencée par le galaïco-portugais. Nous analyserons, par conséquent, certains monuments écrits en rapport avec l'étendue du diocèse de Tui, non seulement antérieurs, mais aussi postérieurs à la scission de la partie portugaise du diocèse de Tui, survenue à la date mentionnée plus haut.

Finalement, nous tirerons quelques conclusions de notre étude.

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Vladimir I. MAZHUGA (Sankt-Peterburg)

Urkundenschrift und Buchschrift im frühmittelalterlichen Europa (vom 7. bis zum Anfang des 9. Jhs.).
Über die Herkunft und die Verbreitung der dem griechischen Alpha gleichen Form von 'a'

In diesem Beitrag wird hauptsächlich die Geschichte einer einzelnen Form des Buchstabens 'a' behandelt, und zwar die dem griechischen kursiven Alpha ähnliche Form. Diese bisher nicht genug berücksichtigte.

Seit dem Ende des 3. Jhs. war eine Form des 'a' üblich, bei der sich der zweite ursprünglich nach links geneigte

Strich zu einer ganz kleinen Schlinge entwickelt hatte, die weder die untere Zeilengrenze erreichte, noch den Buchstaben im oberen Teil ganz schloß. In verschiedenen Teilen Europas versuchte man diese Form mit mehr oder weniger Erfolg umzugestalten. Dem typischen Stil der Urkunden von Ravenna aus dem 6. und 7. Jahrhunderten ist eine Form des 'a' mit zwei sich ganz ähnliche Bögen eigen, sodaß sich der Buchstabe fast nicht von einem einfachen 'u' unterscheidet. In der lateinischen Urkundenschrift Italiens des 8. Jhs. trifft man darüber hinaus eine dem modernen kursiven 'a' gleiche Forme an. Die besondere Form des Buchstaben 'a' in der Urkunde aus Piacenza ist lediglich darauf zurückzuführen, daß der Ansatz des ersten Bogens mit dem Grundstrich des zweiten Buchstabenelementes äußerlich verbunden ist.

Die Alpha ähnliche Form des 'a' begegnet uns auch in der zeitgleich im Frankenreich verwendeteten Kursive. Doch ist diese Form des 'a', die wir "Typus 1" nennen können, nie für einen besonderen Schriftstil kennzeichnend geworden. Dasselbe kann man auch von einem anderen dem Alpha gleichen 'a' behaupten, das in der Halbunziale anzutreffen ist. Obwohl der obere Strich des ersten Elements manchmal als schlichter Ansatz des mit Druck gezogenen Bogens des zweiten Elements aussieht, kann man für gewöhnlich feststellen, daß der Schrägstrich zweiteilig ist. Die Schreiber waren gewohnt, den oberen Strich des ersten Elementes rechtzeitig abzusetzen, um die Feder zur Spitze des zweiten Element auszurichten. Die letzte Form des dem Alpha ähnlichen 'a' können wir als "Typus 2" bezeichnen. Sowie es auch bei der kursiven Form "Typus 1" der Fall ist, ist die dünne Spitze des zweiten Elements als ständiges Kennzeichen des dem Alpha ähnlichen halbunzialen 'a' zu bewerten.

Endlich können wir eine andere Form des dem Alpha ähnlichen 'a' behandeln, die wirklich zum Bestandteil eines neuen Schriftstils geworden ist und die eine ganz besondere Geschichte hatte. Höchstwahrscheinlich wurde sie zuerst von den Schreibern gepflegt, die östlich und nordöstlich von Paris tätig waren. Seit dem Ende des 6. Jhs. war die Urkundenschrift in Gallien dadurch kennzeichnet, daß sie etwas nach links geneigt und in den Ober- und Unterlängen stark oblongiert war. Es ist den gallischen Schreibern somit unter anderem gelungen, eine ausgeformte Form des 'a' zeichnen zu können, bei der beide Bestandteile des Buchstaben gut aneinandergefügt waren, sodaß das 'a' einem doppelten 'c' glich.

In der Buchschrift wurde aber die beschriebene Buchstabenform in vier Zügen geschrieben. Als sich diese Form in der Buchschrift festgesetzt hatte, konnte man aber oft einer ganz natürlichen Neigung nicht widerstehen, den oberen Strich des ersten Elements und den folgenden unteren Bogen des zweiten Elements in einem Zug zu zeichnen. Auf diese Weise entstand die dem griechischen Alpha ähnliche Form des 'a', die in der zweiten Hälfte des 8. Jahrhunderts zu einem stilistischen Merkmal der lateinischen Schrift in bestimmten Kulturgebieten wurde. Der im Uhrzeigersinn mit Druck gezogene kleine Bogen, mit dem der Buchstabe oben abgeschlossen ist, unterscheidet die zu besprechende Form. Diese Form können wir "Typus 3" nennen. Das erforschte Material gestattet es uns, zu behaupten, daß die vollendeten Schriftarten, in denen das dem Alpha gleiche 'a' zu einem wichtigen stilistischen Bestandteil geworden ist, um die Mitte des 8. Jhs. auftreten. Nach ihrem Entstehungsort kann man im Raum zwischen Burgund und dem Gebiet von Laon suchen.

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Outi MERISALO (Jyväskylä)

Regionalism and Interregionalism in the Production of Manuscripts:
the case of BAV, Pal. lat. 1298.

From c. 1300 onwards, Padua was a centre for medical studies, comparable to Bologna, Paris and Montpellier. In the fifteenth century, it attracted a conspicuous number of Transalpine students not only of medicine but of law as well. The international character of this university is reflected in the manuscripts produced in Padua. The subject of this paper is a fifteenth-century volume of the Palatine collection preserved at the Vatican library.

The ms. Vat. Pal. lat. 1298 is a paleographically heterogeneous volume, the text having been produced by six different hands, three of whom Transalpine Gothic, and one of Transalpine origin. The marginal headings and glosses are written by another four hands, of which two Gothic or semi-Gothic and two Humanist cursive hands. Despite this diversity of hands, there are only three codicological units. One hand appears in all three units, two hands over units 2 and 3. The paper and the preparation of the page are identical throughout the volume. All these elements point to near-simultaneous or simultaneous assembly of the volume in the North of Italy sometime in the mid-1400s.

Some marginal entries make it possible to hypothesise the identity of the person having put together this large medical reference work with texts by Mondino Luzzi (Anatomia corporis humani), Moses Maimonides (Aphorismi, De regimine sanitatis, De venenis, De hemorrhoidibus), Galen (De secretis, De sectis, De assuetudinibus seu de consuetudinibus, De rigore, tremore, iectigatione et spasmo seu de tremore, palpitatione, convulsione et rigore, De facile acquisibilibus), Rasis (De secretis in medicina), Arnald of Villanova (Medicationis parabolae), a commentary on Avicenna and Mesue the Elder's (Johannes Damascenus) Aphorismi as well as the Pseudo-Galenic Macrotegni siue liber de sperma seu de xiii portis and Praecepta Hippocratis. A Dr. Conradus Schelling is mentioned in a colophon in the codicological unit 3. It is possible that an very flamboyant humanist cursive, encountered in all the three codicological units, is his. One of the hands of codicological unit 1 dates his part as 146iiij die xx.a me(n)s(is) Junij. The same colophon that mentions Dr. Schelling also states that a large part of codicological unit 3 was copied in Padua by a scribe called Paulus de Olomu(n)cz (i.e. Olomouƒ, German Olmütz) de Moravia who is known to have signed at least one other manuscript, i.e. Modena, Bibl. Est , Est. lat. 462, a paper manuscript of 1458 written for the Ferrarese doctor Giovanni Francesco Sandei. This scribe is not to be confused with the slightly later Paulus Moravus de Vinczow, OFM, vicarius of the province of Bohemia between 1479 and 1488.

This paper will examine each of the hands in an attempt at establishing their mutual relationships and eventual interaction in the interregional context of the university of Padua in the second half of the fifteenth century.

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Giovanna MURANO (Firenze)

Notizie di copisti, bidelli e stazionari in Italia nei secoli XIII-XIV.

L'ufficio dei Memoriali di Bologna istituito nel 1265, sotto il governo di due celebri frati gaudenti che Dante collocò tra i dannati, ebbe cura di far registrare (talvolta in compendio, talvolta integralmente) tutti i contratti che si sottoscrivevano in città e nel contado. Si tratta di oltre 300 volumi che giungono al 1436, quasi senza interruzioni nel sec. XIV, e che costituiscono un campo aperto ad infinite investigazioni. La pubblicazione dei contratti registrati nei Memoriali iniziata nel 1901 purtroppo dopo oltre un secolo non si è ancora conclusa e gli anni pubblicati a tutt'oggi non superano la decina.

Nel 1947 Francesco Filippini e Guido Zucchini diedero alle stampe a Firenze, l'opera intitolata Miniatori e pittori a Bologna. Documenti dei secoli XIII e XIV, basata sullo spoglio di un centinaio di opere a stampa integrato dallo spoglio di volumi manoscritti conservati nella Biblioteca dell'Archiginnasio e a loro volta copie o estratti di materiale originale conservato nell'Archivio di Stato. Gli artisti censiti sono complessivamente 512, ovvero 131 miniatori, 217 pittori e 164 scriptores. Filippini e Zucchini, entrambi storici dell'arte, evidentemente nutrivano nei confronti dei copisti un interesse limitato. Nel 1933-34 Beniamino Pagnin in uno studio dedicato alla littera bononiensis aveva offerto un elenco di copisti attivi a Bologna nel triennio 1265-1268, tratto dai Memoriali. Lo studio è citato dai due studiosi ma non tutti i copisti sono registrati nel volume. Pagnin ricorda anche gli stazionari, sottolineandone il ruolo svolto nell'ambito della produzione libraria e rinviando agli studi disponibili all'epoca, ma a nessun libraio o stazionario è dedicata una specifica voce nel volume di Filippini e Zucchini. A Gianfranco Orlandelli si deve lo spoglio dei volumi 98-170 dei Memoriali, relativi agli anni 1300-1330. I regesti complessivamente offerti sono 367. Ad Antonio Ivan Pini si deve infine uno studio, pubblicato nel 1981, dal titolo Miniatori, pittori e scrittori nelle 'venticinquine' bolognesi del Due e Trecento (Integrazioni ed aggiunte ai regesti documentari di Filippini-Zucchini).

Anche se parziali, dunque, gli spogli computi sulle fonti bolognesi sino ad oggi offrono una mole immensa di materiale su cui lavorare. Ma come ha ben sottolineato Ezio Ornato la paleografia privilegia le epoche per le quali sussistono pochi o addirittura brandelli di libri, mentre spesso "dimentica" gli ultimi secoli del medioevo, per i quali possediamo migliaia di testimonianze integre.

Tra il 1265 ed il 1270 sono attivi a Bologna non meno di 230 scriptores, 45 dei quali (il 20% ca) sono o diverranno entro breve notai mentre un centinaio di essi proviene da altre città. Ho detto non meno di 230 in quando nei Memoriali, si registravano contratti di scrittura superiori alle 25 lire bolognesi, che prevedevano in genere un impegno non inferiore ai 5/6 mesi, ciò significa che troviamo soltanto memoria dei codici di maggior pregio e si tace dei copisti - sicuramente non pochi - impegnati nella trascrizione di opere di minor pregio o semplicemente di minore ampiezza.

A fianco degli scriptores, non - come in altre epoche - "per caso" o "per passione", ma veri e propri professionisti della cultura, lavora un universo formato da correttori, miniatori, rubricatori, cartolai, legatori, mercanti e soprattutto stazionari. Nelle botteghe di questi ultimi si prendono in prestito le pecie, si vendono, acquistano e danno in pegno libri, si sottoscrivono contratti di scrittura, di vendita, di trasporto.

Non sono in grado di determinare l'incidenza dell'economia del libro a Bologna sull'economia globale tra la seconda metà del secolo XIII e la prima del sec. XIV, ma sicuramente non è stata piccola: per la prima volta nella storia, la cultura, ed il prodotto più alto della cultura - ovvero il libro - produce ricchezza, diviene motore di una economia.

I copisti attivi a Bologna non sottoscrivono frequentemente i manoscritti, come si può agevolmente verificare nella raccolta dei Bénédictins du Bouveret e nei volumi sino ad oggi dedicati ai manoscritti datati. Inoltre nei pochi casi attestati le formule di datazione adottate sono prive di indicazione topica, ma se allontaniamo lo sguardo dai colophon e dalle sottoscrizioni vediamo che in non pochi casi, non solo è possibile determinare l'università di origine, ma anche la bottega o le botteghe di provenienza degli exemplaria utilizzati per la trascrizione.

Destrez non presentò nel volume dedicato alla pecia esempi di indicazioni seguite da sigle o nomi di stazionari: la spiegazione di ciò è semplice. La teoria dell'exemplar unico esposta da Destrez mal si conciliava con la presenza di pecie provenienti da botteghe diverse all'interno dello stesso manoscritto.

Alcune abbreviature, assenti o erroneamente interpretate nel ben noto manuale del Cappelli, presenti nei manoscritti d'origine universitaria italiana e francese offrono, se correttamente interpretate, coordinate fondamentali per identificare luogo e data di copia dei manoscritti d'origine universitaria. Queste note (di pegno, di prestito, sulla rubricatura, sulla correzione e sulla copia) non compaiono in luoghi per così dire ortodossi, ovvero nei colofoni e nelle sottoscrizioni bensì nei margini, destinati, a volume ultimato, ad essere rifilati, oppure come nel Decretum di Melk "camuffati", oppure ancora annotati di seguito alle indicazioni di pecia.

Grazie agli studi di Richard e Mary Rouse e di Frank Soetermeer e ad altri strumenti pubblicati già da alcuni anni - ad esempio il Liber sive matricula dei notai bolognesi, o i Memoriali bolognesi, questi nomi, in particolare quelli degli stazionari e dei copisti, possono talvolta acquistare un volto ed una precisa identità. Egualmente un volto ed una identità possono acquistare i nomi dei possessori (studenti ma anche professori) annotati di seguito alle note di pegno.

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Hana PÁTKOVÁ (Praha)

Zentrum und Grenzland.
Die Kanzleischrift in Prag und in den nordböhmischen Städten im XV. Jahrhundert.

Aufgrund der Stadtbücher von fünf nordböhmischen Städten - Louny (Laun), Chomutov (Komotau), Kadan (Kaaden), Ústí nad Labem (Aussig) und Ceská Lípa (Böhmisch Leipa) werden die Haupttendenzen der Schriftentwicklung in der Region skizziert. Methodisch gesehen stützt sich die Forschung auf solche Typen der Stadtbücher, deren Eintragungen möglichst bald nach der Gerichts- oder Ratsverhandlung erfolgten, so dass die Zeitspanne zwischen der Datierung und der Eintragung in das Buch möglichst kurz ist und nicht zu Fehlern bei der Datierung der Schrift führt. Die Forschung wird noch mit der Bearbeitung von zwei Stadtgerichtsbücher aus Trebenice, Stadtbuches aus Jirkov (Gorkau) Kralupy und Žlutice (Luditz) ergänzt. Im Vergleich zu den obengenannten fünf Städten handelt es sich um kleine Städte. Die Untersuchung beschränkt sich auf die Zeitspanne etwa 1430 - 1520.

Da es sich um Grenzregion handelt, muss man also mit fremden - vor allem sächsischen - Einflüssen rechnen.
Die Kontakte dieses Grenzgebietes mit dem Zentrum Böhmens - Prag - können auch auf Grund der Zusammenhänge der Schriftentwicklung untersucht werden. In diesem Beitrag wird die Schriftentwicklung der Prager Stadtbücher mit der Schrift der nordwestböhmischen Stadtbücher verglichen. Als eine Achse des Beitrags dient die Schrift des sogenannten Liber Vetustissimus, eines der Stadtbücher der Prager Altstadt.
Wenn man von Prag spricht, kann man sich aber nicht nur auf die Prager Altstadt beschränken. Für die Erforschung der Schriftentwicklung in der Kanzlei der Prager Kleinseite gibt es nur wenig Quellen - man kann sich eigentlich nur auf ein Stadtbuch stützen. Auf Grund der sechs Stadtbücher der Prager Neustadt wird dagegen die Schrift der Neustädter Kanzlei exakter erforscht.

Der Versuch, Paralellen und Zusammenhänge in der Schriftentwicklung der böhmischen Hauptstadt und der nordböhmischen Städte zu finden, führt zu folgenden Ergebnissen:

Bis in die 70er Jahre des 15. Jahrhunderts waren die Schriftformen sehr ähnlich. Allgemein gehen sie aus Formen der gotischen Kursive oder Bastarda hervor. Dann kommt es zu einer Spaltung. In den Prager Stadtbüchern erschien eine stark kursive Schrift in den 70er Jahren des 15. Jahrhunderts, die sich den Formen der neugotischen Kursive näherte. Nach einigen Jahren kehrten aber die eher konservativen Formen wieder zurück. Die Schrift dieser Zeitperiode weist manche ähnliche Formen mit der Schrift aus den nordböhmischen, überwiegend tschechisch amtierenden Städten Louny, Ústí, Trebenice und Žlutice auf. Die Einflüsse der humanistischen Schrift sind in der Prager Kanzleischrift nicht erkennbar. Allgemein gesehen ist die Schrift der Prager Kanzleien eher konservativ. Dagegen erschienen in den überwiegend deutsch amtierenden Städten Nordwestböhmens (Ceská Lípa, Kadan, Chomutov, Jirkov) die Vorformen der Kurrentschrift . Elemente der humanistischen Schrift kamen nur in Ústí nad Labem und Kralupy vor, waren aber nur sehr schwach vertreten. Die Schriftentwicklung in Nordwestböhmen verlief - jedenfalls in den überwiegend in Deutsch amtierenden Städten - unabhänhig von den Stadtkanzleien der Prager Städte. Die neuen Elemente - humanistische Einflüsse, Vorformen der Kurrentschrift - kommen in einigen Städten dieses Grenzgebietes früher als in der Hauptstadt, und unabhängig davon vor.

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Gabriella POMARO (Firenze)

La "cancelleresca" come scrittura libraria nell'Europa dei secoli XIII-XIV.

Il contributo intende essere solo una riflessione sopra esperienze maturate seguendo la tradizione delle opere di Raimondo Lullo, dove mi è stata spesso di aiuto per le datazioni la forte vicinanza con la coeva scrittura cancelleresca italiana di utilizzo librario. Fattori sociali e politici rendono spiegabile questa affinità, che affonda in situazioni seguibili dagli inizi del Duecento; sfocia agli inizi del Trecento in una vera koinè grafica; matura poi, lungo i primi decenni del Trecento, elementi stilistici differenziati nei singoli paesi europei ed esaurisce il proprio ciclo vitale (come scrittura libraria, s'intende) durante il quattordicesimo secolo.

Alla fine del sec. XI la minuscola carolina ha già portato a termine la propria opera normalizzatrice sulle scritture documentarie. Le corsive locali resistono laddove rimangono corporazioni notarili. Qui, la "minuscola diplomatica" non è altro che una scrittura posata, al tratto, eseguita con una penna a punta più stretta di quella libraria e, in più, caricata di artifici consuetudinari, che tendono a presentarsi in modo molto più sensibili nella riga iniziale e nelle formule finali. Gli artificiosi interventi di maniera imposti ad un impianto grafico sostanzialmente librario e insistenti su delimitate zone testuali creano situazioni di "scrittura distintiva", facilmente esportabile in altri àmbiti. Ed è così che la minuscola diplomatica compie la sua prima "migrazione" nel libro: nelle formule incipitarie e finali - dove occupa spazi in precedenza esclusivi di capitale ed onciale - e in situazioni che visivamente richiedono una diversificazione (rubriche e capitoli).

Di più ampio significato è l'utilizzo delle scritture documentarie come specifico strumento di isolamento visivo in zone interne dei testi. Questo si verifica in manoscritti di diversa natura per isolare le zone dei capitula, zone responsoriali in testi liturgici, sezioni schematiche ecc. Una distinzione grafica spesso ottenuta semplicemente con l'applicazione del tratto connotativo più appariscente: l'allungamento delle aste sopra o sotto il rigo (compresa la 'r'), il trattamento artificioso della 's'.

A latere la minuscola cancelleresca si è già istallata, a partire dal sec. XI nella produzione documentaria a forma libro: cronache, necrologi, libri fraternitatis. Fin qui gli àmbiti di utilizzo rimangono però rispettati: la minuscola libraria, ormai transitata a littera textualis, non perde la sua posizione egemonica finché non si configurano, dalla metà del Duecento, due situazioni concomitanti:
1. un forte allargamento culturale
2. una "scalata sociale" del notariato.

Questo avviene su scala europea e le conseguenze si seguono nettamente. La più immediata, legata al punto n. 1, è l'utilizzo di scritture documentarie per tipologie testuali nuove, che non sono quelle legate al mondo volgare, ma in primis quelle legate alla predicazione. Tutte le tipologie testuali correlate sono un grande bacino di movimento grafico, perché vi afferiscono le stesse mani dotte che scrivono i documenti per l'àmbito istituzionale ecclesiastico e che tendenzialmente fanno uso della loro "altra" scrittura documentaria.

Accanto a questi scriventi, ecclesiastici, che scelgono la cancelleresca si affiancano, sempre più numerosi, gli appartenenti a quel ceto indicato al n. 2., in genere laici che attraverso le scuole di notariato si insediano nelle fascie colte dei "giovani" comuni. Per questi la scelta della cancelleresca anche come espressione libraria è quasi obbligata dal cursus scolastico e dalla fortissima richiesta di produzione statutaria dell'apparato comunale, che esige un'alta qualità formale.

I due processi non sono del tutto sincroni: possiamo dire che il punto 1 precede il punto 2, e già dagli ultimi decenni del Duecento, prima dello stabile organizzarsi delle cancellerie la cancelleresca si segue nelle medesime scelte in buona parte del territorio europeo come espressione di un nuovo bacino di scriventi, che si muove nella scia nella sua punta più alta: il notaio/cancelliere.

Occorre però stare attenti a cogliere anche la diversità: sottili preferenze, che, lungo i primi decenni del Trecento, subdolamente passano da puri, minimi fatti esecutivi, a sistemazioni grafiche individualizzate, che rendono sempre più facile lungo il secolo, localizzare chiaramente i prodotti. Così nella documentazione di area iberica - catalana in specie - subito di avverte una insistente enfatizzazione della s, tonda, ampia, a fine parola; un amore per i chiaroscuri accentuati: caratteristiche che prestissimo si fisseranno nella lettre de arbalaes. In territorio francese si percepisce immediatamente un diverso atteggiamento dell'area mediterranea rispetto alla zona settentrionale, fortemente segnata dall'intensa attività universitaria , mentre l'area germanica rimane sempre ai margini.

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Paolo RADICIOTTI (Roma)

Il problema del digrafismo nei rapporti fra scrittura latina e greca nel medioevo.

L'eredità classica e cristiana della tarda antichità impone al mondo medievale di risolvere il problema rappresentato dalla tradizione dei testi latini ricchi di grecismi. Non si tratta solo di forme alfabetiche, di singole parole o brevi frasi, inserite in contesti latini, ma anche di tipologie librarie caratteristiche, quali i glossari grecolatini e le edizioni di testi biblici in greco e latino, che, per essere tramandate, hanno bisogno di vedere risolto il problema della relazione fra scrittura e lingua, fra sistema alfabetico greco e latino. Il fenomeno della compresenza di due sistemi alfabetici nel medesimo contesto librario è stato definitivamente acquisito della cultura occidentale nel corso della tarda antichità, divenendone anzi un elemento caratteristico, che ne attesta le peculiari condizioni di realtà multiculturale.

Le soluzioni storicamente testimoniate per consentire in area latina la trasmissione di testi greci in manoscritti bilingui sono assai significative per intendere il rapporto fra latinità e grecità nel medioevo e per indagare più a fondo sulla coscienza di sé e dei proprî sistemi grafici che il mondo occidentale costruisce in prosieguo di tempo. Il luogo originario di ideazione del modello del codice digrafico è il Medio Oriente, che rappresenta un luogo di incontro fra sistemi grafici diversi e realizza, nella fase di cristianizzazione dell'area, un equilibrio culturale fra le tradizioni preclassiche e quelle grecolatine. In coincidenza col precesso di islamizzazione tale modello culturale viene portato in Italia attraverso l'influenza esercitata nel Mediterraneo all'inizio del medioevo dall'impero bizantino. Centro fondamentale di scambio culturale, la Roma dei secoli sesto-ottavo, governata da papi spesso di origine greca o fortemente influenzati dalla cultura greca, è il punto di contatto fra la tradizione tardoantica e le nuove realtà grafico-librarie dell'occidente. In particolare si affronterà l'illustrazione delle testimonianze grafiche di ambiente insulare e la sua imitatio di modelli tardoantichi, ancora vitali in area mediterranea. La rinascenza grafica carolingia ed ottoniana rappresenta poi il collettore della tradizione del libro sacro tardoantico e perciò anche il punto di raccordo fra le sopravvivenze dei grecismi grafici di età precedente e le più innovative tendenze all'abbandono dell'eredità grafica greca attraverso la traslitterazione dei testi in forme alfabetiche latine.

Tuttavia i codici digrafici di età altamedievale sono solo un aspetto di un complesso processo di sopravvivenza delle tradizioni tardoantiche, influenzate dall'esperienza di contatti grafici grecolatini, nell'ambito della scrittura latina. In alcuni ambienti favoriti da specifiche condizioni storiche e culturali, come, nell'alto medioveo, la città di Roma, e nel medio e basso medioevo, alcune zone dell'Italia meridionale, è possibile individuare la nascita di varietà di scritture latine influenzate, sul piano dello stile, da modelli greci, in ambienti ricchi di influenze grafico-culturali: è appunto il caso dell'onciale romana, della curiale romana antica, della beneventana del tipo di Bari. Il fatto che le linee evolutive di maggiore successo nella storia della scrittura latina conducano all'affermazione di una scrittura "nuova", qual è la carolina, non devono impedire di comprendere la perdurante vitalità della più greca delle scritture librarie latine, cioè l'onciale. Al medesimo modo lo studio degli sviluppi della corsiva nuova italiana nelle diverse scritture curiali, che caratterizzano le specificità della produzione documentaria pubblica e privata nell'Italia fra ottavo e dodicesimo secolo, aiuta a comprendere il fenomeno del continuum grafico-culturale fra le tradizioni scrittorie tardoantiche e le realizzazioni grafiche della cancelleria pontificia dell'alto medioevo. Infine una scrittura libraria di significativa vitalità è rappresentata dalla tipizzazione barese della beneventana, che ha raggiunto una diffusione notevole su entrambe le sponde dell'Adriatico, offrendo stilisticamente un punto di contatto fra le tradizioni latina e la produzione del libro di lusso in minuscola libraria greca. Negare l'evidenza del rapporto fra le fondamenta tardoantiche e grecolatine di queste scritture e la capacità innovativa delle specifiche scritture qui esemplificate significa rendere incomprensibile storicamente questi fenomeni grafici e ricondurre la paleografia a pura tecnica o, nel migliore dei casi, a disciplina erudita, oggetto di indagini antiquarie.

Seguendo gli sviluppi della storia culturale italiana nel basso medioevo è poi individuabile un'ampia serie di situazioni che preparano la via per un pieno recupero della cultura grafica greca nell'Occidente latino alle soglie dell'età moderna. A conclusione di tale indagine risulta forte l'impressione di un problema di storia della cultura che ha investito, nel corso del medioevo, aree regionali profondamente diverse, ma che, nel momento della nascita del movimento umanistico ha saputo trovare una soluzione nell'accoglienza offerta al patrimonio grafico greco-orientale in seno al nuovo internazionalismo culturale proposto dalla riforma umanistica.

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Martin ROLAND (Wien)

Zierschriften und Miniaturen als Mittel der Darstellung von Stiftern.

Stifterbilder haben die Kunsthistoriker schon seit langem besonders beschäftigt. Dasselbe gilt für Philologen und Historiker, die sich den _Stifterbotschaften> von textkritischer Seite angenähert haben oder sie als Zeitzeugnisse gedeutet haben.

Für die Paläographie waren Stifterbotschaften bloß von untergeordnetem Interesse, denn man konnte gerahmte Textseiten und goldene Zierschriften an vielen anderen Orten nachweisen. Bloß wenn man diese Textzierseiten als Teil einer multimedialen Gesamtbotschaft aus Inhalt, sprachlicher Kunstform (Versen), kalligraphischer Hervorhebung und formale Parallelisierung zum begleitenden Bild versteht, verdient das Phänomen jene Beachtung, die dieser Vortrag ihm schenken will.

Die Kombination von Bild und Text zur Präsentation eines Stifters läßt sich weit in die Spätantike zurückverfolgen. Im Rahmen dieses Vortrages möchte ich mich jedoch auf einen B wenngleich besonders aufwendigen B Spezialfall konzentrieren, der aus formal unmittelbar aufeinander bezogenen Text- und Bildseiten besteht. Die inhaltliche Verbindung zwischen Stifterbotschaft und Stifterbild wird also durch eine formale zwischen Textzierseite und Miniatur ergänzt.

Das früheste Beispiel aus karolingischer Zeit, das 1774 in Reims verbrannte Godelgaudus-Sakramentar, muß kurz vor 800 entstanden sein. Eine Stifterbotschaft und die Darstellung des Stifters standen einander gegenüber; da wir jedoch nichts über die Schriftformen bzw. deren formale Hervorhebung wissen, können wir dieses Beispiel nur unter Vorbehalten an den Anfang stellen.

Sicheren Boden betreten wir mit der Viviansbibel, die vor 851 in Tours entstand. Goldtinte und Purpurpergament heben die Verse der Stifterbotschaft hervor, deren Ende mit dem berühmten Dedikationsbild eine optische Einheit bildet. Alle Elemente, die wir oben genannt haben, sind vereint: Verse, die die Botschaft in eine artifizielle Form kleiden, die Zierschrift und deren optische Verbindung mit dem Bild.

Die Viviansbibel war um 850 kein Einzelfall. Der Stifterkontext ist sowohl im Evangeliar als auch im Psalter Kaiser Lothars vergleichbar organisiert. In ottonischer Zeit wird auch dieser Aspekt des karolingischen Buchwesens begierig wieder aufgegriffen. Man vergleiche so prominente Handschriften wie den Gero-Codex, den Egbert-Codex oder das Evangeliar in der Aachener Domschatzkammer.

Anhand der bis zu diesem Punkt gewonnenen Erfahrungen soll versucht werden, eine Nutzanwendung bei der Rekonstruktion jenes Fragmentenkonvoluts zu erschließen, das dem Meister des Registrum Gregorii seinen Namen geliehen hat.

Neben den Schwerpunkten in karolingischer und ottonischer Zeit werden auch Handschriften vorgestellt, die aus dem 14. Jahrhundert stammen. Diese späten Beispiele sind aus zwei Gründen von besonderem Interesse: Einerseits verarbeiten sie alle ältere Vorbilder. Andererseits benützen die Stifter den besonderen Wert des "sehr alten"offenbar ganz bewußt. Auch die Schriftformen dürfen einiges paläographisches Interesse beanspruchen: Dabei ist eine über zwei Seiten reichende Stifterbotschaft in Majuskelschrift zu erwähnen, die von Fleuronnée umgeben ist, und die kalligraphische Meisterleistung des Johannes von Troppau im nach ihm benannten Evangeliar für die österreichischen Herzöge.

Abschließend wird noch auf einen ganz besonderen Aspekt der Stifterbotschaften hingewiesen, der sich B entgegen älteren Deutungsversuchen B jedoch nicht in den Darstellungen niederschlägt. Oft werden neben den wertvollen Materialien, die das Werk bzw. dessen Stifter hervorheben, auch Personen genannt, die mit dem Herstellungsvorgang in Verbindung stehen. Diese "Künstlernennungen"werden als weitere Möglichkeit der Nobilitierung des Objektes verstanden und eine Interpretation als "Signatur"im Sinne eines neuzeitlichen Künstlerverständnisses abgelehnt.

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Maria José Azevedo SANTOS (Coimbra)

La caroline au Portugal: une écriture d'importation.

Où rechercher les causes de l'introduction de l'écriture caroline dans le Portugal du XIe siècle? Comment les clercs-notaires connurent-ils la nouvelle écriture? Quelles en furent les voies de diffusion?

Les causes doivent être recherchées dans les principaux véhicules de transmission d'idées, et naturellement de graphies qui, jusqu'à l'invention des nouvelles techniques de communication, furent essentiellement les livres et les hommes. Cependant nous ne disposons que de connaissances insuffisantes quant à la circulation des personnes et des manuscrits entre le monde chrétien de la Péninsule et celui d'outre-Pyrénées : notamment la connaissance des routes terrestres utilisées et celle du nombre de personnes et de livres qui voyageaient. Pour ce qui est des hommes, porteurs et diffuseurs de la nouvelle écriture, nous ne pouvons les identifier que dans un petit nombre de cas. La circulation des personnes et des biens entre les communautés mozarabes et le monde chrétien péninsulaire, et entre ce dernier et la Gaule était toutefois importante. Par la Galice et par le célèbre chemin de Saint-Jacques, par le Léon, la Castille et la Catalogne passaient de nombreuses marchandises et personnes.

L'introduction de l´écriture caroline au Portugal s'est effectués du Nord vers le Sud. Le monastère d'où proviennent les plus anciens témoignages de la visigotique de transition vers la caroline est celui de Pendorado. Pourquoi là? Probablement parce que c'est là que furent le plus tôt réunies les circonstances favorables, telle la présence de religieux cultivés et jeunes, sensibles aux nouvelles tendances, ou encore l'existence de manuscrits en écriture caroline, voire le séjour au monastère de moines étrangers qui y importèrent la nouvelle graphie. L'expansion s'est ensuite opérée par les greffes du nord du Douro, comme ceux du monastère de Cete, de S. Simão da Junqueira, de la collégiale de Guimarães, de la cathédrale de Braga et d'autres. En 1079, elle traversait le Douro et entrait à Pedroso, à Arouca, pour arriver au scriptorium de la cathédrale de Coimbra en 1083.

D'autre part, la progression de la caroline du Nord vers le Sud est liée à la Reconquête, qui s'effectait selon le même axe. Les territoires situés entre le Minho et le Douro étaient affranchis du pouvoir musulman dès 1037, alors que que Coimbra ne sera reconquise qu'en 1064. Et, circonstance assurément lié au passage sur le siège épiscopal de figures d'outre-Pyrénées, c'est dans cette dernière qu'on observe le premier signe d'abandon de l'écriture visigothique, en 1137. D'une manière générale, les ateliers d'écriture les plus innovateurs seront aussi les plus conservateurs. Ainsi Pendorada, qui avait été été la première à adopter la visigothique de transition, en 1054, fut une des dernières à y renoncer en 1152, presque un siècle plus tard. Les mutations furent lentes: de nombreux facteurs institutionnels et psychologiques expliquent la non-simultanéité de l'introduction de la caroline et de l'abandon de la visigothique. Toutes deux cohabiteront dans les mêmes textes, voire dans les mêmes mots, donnant naissance à la visigothique de transition qui resta en usage jusqu'en 1172. C'est de cette année que date le dernier témoignage de ce type d'écriture dans le domaine documentaire, provenant du monastère de Pedroso. Il est probable que son emploi s'est prolongé dans les livres jusqu'à la fin du XIIe siècle. Mais ce que nous conservons ne permet pas de disposer de données concrètes. — Pour ce qui est de la chancellerie royale, on peut affirmer avec rigueur qu'à partir de 1143 nous ne disposons d'aucun texte écrit en visigothique.

La visigothique de transition régna durant 118 ans. 48 ans furent nécessaires pour que la caroline parvienne à tous les ateliers d'écriture connus (1054-1102). De 1102 à 1135 tous les scriptoria utilisèrent la visigothique de transition. A partir de cette date et dans un bref espace de 37 ans (1135-1172), la caroline éminina progressivement les tendances visigothiques.

Ce n'est qu'en 1108 qu'apparaît la première lettre écrite intégralement en caroline, provenant de la cathédrale de Coimbra. La caroline y coexistera avec la visigothique ronde, avec la visigothique de transition et, à partir de 1123, avec la gothique. Cependant, étant donné que le style carolin ne s'est introduit que tardivement, le nombre de chartes méritant d'être ainsi qualifiées reste faible. C'est que vers la fin du XIe siècle déjà la caroline était en train d'évoluer, au Nord des Pyrénées, vers la gothique, ce qui explique qu'elle ait subi l'influence de l'écriture brisée, dans un état communément désigné comme carolino-gothique ou pré-gothique.
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Irmhild SCHÄFER (München)

Freising und Lyon.
Bucheinbände des 9. Jahrhunderts in Wickeltechnik aus Peripherie und Zentrum des Karolingerreichs.

Vorgestellt wird eine besondere Art der Bundtechnik frühmittelalterlicher Codices, mit der Buchblock und Deckel miteinander verbunden werden. Die nach der aufwendigen Umwickelung der Deckel mit einem Hanffaden hier sobezeichnete Wickeltechnik findet sich - vollständig oder in Resten erhalten - an einer Gruppe von insgesamt 17 Codices des 9.Jahrhunderts aus dem südostdeutschen Kloster Freising, dem größten und geschlossensten Bestand dieser Bundtechnik-Variante. Die paläographischen Datierungen dieser Codices durch Bernhard Bischoff liefern dabei die natürliche Datierungsgrundlage auch für die originalen Freisinger Bucheinbände und ihre Technik.

Weitere Codices in Wickeltechnik sind sonst nur in singulären Fällen aus anderen ost- wie westfränkischen Skriptorien erhalten: aus Skriptorien Mainfrankens (Universitätsbibliothek Würzburg, M.p.th. f. 146 und München, Bayerische Staatsbibliothek, Clm 22501), aus Autun mit wahrscheinlicher Herkunft aus Lyon (Autun, Bibliothèque Municipale, Ms. 5 [4 S] und Ms. 19 [18 S]), aus oberitalienischen Skriptorien wie Vercelli (Piemont), Verona und Nonantola (Emilia) sowie aus Rom. Bislang völlig unbestimmter bzw. ostfränkischer Herkunft sind zwei weitere Codices in St. Gallen (St. Gallen, Stiftsbibliothek, Cod. 146) und Wien (Wien, Österreichische Nationalbibliothek, Cod. 484). Die zeitliche Einordnung dieser Einbände aus dem 6. bis zum ausgehenden 11.Jahrhundert hat ihren eindeutigen Schwerpunkt im 9.Jahrhundert. Entwicklungsgeschichtlich bezeichnet die Bundtechnik die Übergangsphase zwischen dem spätantiken, bundlos in Kettenstichtechnik gehefteten Codex und dem auf Bünde gehefteten, abendländischen Codex.

Die Wickeltechnik wurde erstmals von Berthe van Regemorter 1948 in ihrem grundlegenden Aufsatz über karolingische Bundtechniken an zwei Codices aus Autun bekannt gemacht. Auf eine Gruppe von zehn Codices in Wickeltechnik aus Freising wies Jean Vezin 1985 in einem Aufsatz eigens hin, die in seinen großangelegten Census blindgestempelter Einbände von 1988 einging.

Die disparate Überlieferungssituation der Wickeltechnik erlaubt es in der Regel nicht, direkte Kontakte zwischen den karolingischen Skriptorien auf der Grundlage kodikologischer Merkmale nachzuweisen. Im Fall der Freisinger Codices manifestiert sich jedoch in der Person des späteren Lyoneser Erzbischofs Leidrad (798-816), der zum engen Beraterkreis Karls des Großen gehörte, eine Verbindung vom äußersten Südosten des Reichs in die westfränkische Metropole Lyon. Der aus bayerischem Adel stammende Leidrad hatte als Freisinger Diakon 779 im bischöflichen Auftrag eine Schenkungsurkunde, drei Jahre später weitere Urkunden zugunsten Freisings geschrieben. Seine persönliche Mitarbeit auch im Freisinger Skriptorium belegen zwei erhaltene Münchner Codices (Clm 6393 und Clm 6305). Spätestens um 790 stand er in Kontakt mit Alkuin und damit mit dem Kreis der Hofkapelle Karls des Großen, der ihm schließlich 797 die Leitung der Lyoneser Kirche übertrug. Zu der umfassenden Reformtätigkeit Leidrads im vornehmsten Bistumssitz Galliens, von der sein Rechenschaftsbericht an den Herrscher Zeugnis ablegt, gehörte auch die intensive Förderung von Skriptorium und Bibliothek.

Innerhalb der sehr überschaubaren Zahl erhaltener Codices karolingischer Zeit mit Wickeltechnik stehen Einbände aus Freising aus der Zeit Bischofs Hittos (812 - 836) und aus Lyon aus der Zeit Leidrads am Anfang. Der Kronzeuge einer möglichen Verbindung ist der Lyoneser Codex in Wickeltechnik in Autun (Bibliothèque Municipale, Ms. 19 [18 S]); sein mutmaßlicher Weg in den burgundischen Bistumssitz und damit sein terminus ante quem sind mit dem Namen des Lyoneser Abtes Modoin (+ 840/43) verknüpft, der seit 815 als Bischof von Autun amtierte. Eine dritte, einbandtechnisch in diesem Zusammenhang zu diskutierende Gruppe bilden zwei Codices, die im frühen 9. Jahrhundert in einem mainfränkischen Skriptorium gebunden wurden: Einer der Codices (Clm 22501) stammt aus Lyon, der in der Mitte des 8.Jahrhunderts offenbar in Freising war, bevor er weiter nach Mainfranken wanderte, der zweite, in Mainfranken selbst geschriebene Codex (Würzburg, Universitätsbibliothek M.p.th.f.146) wird hier erstmals eingehend bundtechnisch und fotographisch vorgestellt.

Für einen kodikologischen Vergleich verschiedener Spielarten der Wickeltechnik bieten sich also die Zeugnisse aus den historisch nachweislich miteinander in Beziehung stehenden Skriptorien an, von Freisinger Codices aus der östlichen Peripherie des Karolingerreichs mit Codices aus Lyon-Autun im westfränkischen Reichszentrum.

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Juraj ŠEDIVÝ (Bratislava)

Italienische Einflüße im Grenzgebiet des mittelalterlichen Ungarns.
Gedanken über einige gotische Handschriften aus Bratislava (Slowakei)

Bratislava (dt. Pressburg) war im Mittelalter eine der wichtigsten Städte an der westlichen Grenze des Ungarischen Reiches. Zwischen dem 13. und 15. Jh. galt als die wichtigste kirchliche Institution in der Stadt das Kollegiatkapitel. Das Kapitel war auch eine Verschriftungsinstanz regionalen Charakters – sie verfasste Urkunden für die Bewohner der Gegend im Umkreis von ca. 50-70 km. Das Kapitel hatte auf ungarische Verhältnisse ziemlich reiche Bibliothek - das älteste Bücherverzeichniss aus dem Jahre 1425 zählte 83 Manuskripte. Bis heute blieb eine Gruppe von ca. 25 "einheimischer" Handschriften, von denen einige durch die eigene Tätigkeit der Kanoniker bzw. der Kapitelschreiber andere durch ihre direkten Aufträge entstaden sind. In dieser Gruppe findet man fast ausschließlich Arbeiten vom regionalen mitteleuropäischen Charakter. Einige der Schreiber bzw. Illuminatoren schrieben bzw. illuminierten ihre Werke wahrscheinlich unter italienischem Einfluss.

I. Die Gruppe aus dem Anfang des 14. Jhs.

Zu der älteren Gruppe gehört das sgt. Pressburger Missale I. und ein Brevier, die im ersten Drittel des 14. Jhs geschrieben wurden. Beide Schreiberhände weisen identische Merkmale auf. Das Kapitel wurde in den siebziger Jahren des 13. Jhs. seiner Kostbarkeiten beraubt. Beide Handschriften – so das Missale wie auch das Brevier stellen die zwei wichtigsten und unabdingbarsten Handschriften jeder kirchlichen Institution.
Es scheint, dass sie in derselben Zeit und in derselben mitteleuropäischen Werkstatt unter italienischem Einfluss geschrieben und illuminiert wurden. Neben den zwei findet man in der Bibliothek auch Fragmente, die schon zu Ende des 13. Jhs. direkt in Italien entstanden sind und die als Inspirationen dienen könnten.

Bei der Überlegung von Herkunft der italienischen Manuskripten muss man die historische Situation hineinbeziehen. Gerade in der gotischen Zeit verzichtet das spät-Arpadianische und Anjouische Ungarn auf die Position zwischen dem lateinischen Abendland und der byzantinischen Welt und entscheidet sich endgültig für die Bildung eines stärkeren Mitteleuropa.

Ungefähr aus derselben Zeit stammte auch der zweite Teil einer einheimischen Bibelhandschrift. Die Handschriften konnten entweder in Pressburg nach dem Verlust der älteren Manuskripte abgeschrieben, oder konnten aus Gran geschickt werden. Die Merkmale, die an die mediterane Rotunda erinnern und die italienisch geprägte Verzierung, kann man sich durch die Entstehung in einem großen internationalen Zentrum, wie Gran zu der Zeit gewesen ist, erklären. An der anderen Seite bezeugt aber das schöne Fleuronée der sicher im Pressburger Kapitel geschriebenen Urkunden, daß auch hier erfahrene Kaligraphen tätig waren. Für Bratislava spricht aber vor allem die längere Präsenz von italienischen Klerikern. Mit dem neuen ungarischen Königsprätendenten aus Süditalien kam ein Adel, aber auch in den Städten wie Bratislava sind italienische Kaufleute präsent. Auch kamen päpstliche Legaten, die mit ihrem Gefolge zeitweise ihren Sitz auch in Bratislava hatten. Die „italisierende“ Periode in Pressburg war jedenfalls nur eine kurze Episode. In Pressburg setzten sich in jüngerer Zeit eindeutig mitteleuropäische (vor allem böhmisch beeinflusste) Werkstätten durch.

II. Die Gruppe aus dem Ende des 15. Jhs.

An der Schwelle zur Neuzeit hielt das Kapitel den humanistischen Merkmalen stand. Noch in den 70er und 80er Jahren entstand in Pressburg eine Gruppe von 5 luxuriösen spätgotischen Handschriften. In Bratislava sind in der Zeit, wann in den kulturellen Zentren des damaligen Königreiches (Buda, Gran) schon Sammlungen von humanistischen Handschriften entstanden, noch keine humanistischen Tendenzen zu spüren.

Als ein Beispiel der unter humanistischem Eindruck veränderten spätgotischen Esthetik kann man erst die Schrift des Pressburger Antifonars III. und einiger Fragmente der Antifonare (AMB: EC Lad 6) aus dem Ende des 15. bzw. aus dem Anfang des 16. Jahrhunderts anführen. Die Ausstattung des Kodex besteht aus 27 gemalten ornamentalen Initialen, die schon von moderneren Versuchen sprechen. Eventuelle italienische Einflüße in Pressburg könnten auch zu der Zeit existierenden „Academia Istropolitana“ und dem an ihr tätigen Johannes Gattus zusammenhängen. Als ein Komparationsmaterial können weiter die 28 Missalia ungarischer Herkunft, die zwischen den Jahren 1486 und 1518 in Gran geschrieben wurden, vor allem aber die Fragmente des sgt. Graduale romanum bzw. des Budaer Antifonar, dienen.


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Ekaterina SKVAIRS (Moskva)

Wort- und Textsemantik im Rahmen paläographischer und kodikologischer Determinanten
(anhand eines niederdeutschen Gebetes aus dem 15. Jh.)

In der Wissenschaftlichen Bibliothek der Lomonossov Universität Moskau befindet sich eine Sammlung von Hanschriften- und Druckfragmenten, die ursprünglich aus der Bibliothek des Halberstädter Domgymnasiums stammen . Als Ergebnis der 1997-2004 durchgeführten Erforschung und Systematisierung liegt heute eine Beschreibung der Sammlung vor ; ein ausführlicher Katalog ist in der Schlußphase der Vorbereitung . In diesem Bestand (Fonds Nr. 40 "Dokumentensammlung Gustav Schmidt") liegt eine, als niederdeutsches Gebet gegen eine Krankheit beschriebene Handschrift in niederdeutscher Sprache. Der Haupttext ist einspaltig, nimmt eine Seite des, an zwei Stellen geklebten, Papierstreifens (225 × 85 mm) ganz (fast ohne Ränder) ein. Die Datierung ins Ende des 15. Jh. ist paläographisch bestätigt. Die im Katalog (2005) eingeführte Bezeichnung der Handschrift - als (a) Gebet (b) gegen eine Krankheit, - ruht auf einer lexikographischen Deutung des Sprachstoffs: "dit bet [is] gud vor ... bladdere(n) gena(n)t iobs bleddere(n) edd(er) malafra(n)tzosa...". Doch ist weder die Bedeutung der Lexeme bladdere, iobs bleddere, malafra(n)tzosa aussagekräftig, noch der Zusammenhang dieser Termini mit dem Genre und der Funktion der Handschrift klar genug für eine genaue Definition.

Linguistische Wortsemantik geht aus dem Begriff eines Sprachsystems aus, in dem die Bedeutung eines Wortes durch seine innersprachlichen Zusamnmenhänge und aussersprachliche Denotierung (Korrelierung mit der Welt der Sachen) feststellbar ist. Suprasegmentale (übereinheitliche, hier - überwörtliche) Überlegungen werden aus dem Kontext geholt, ein Beitrag zur Bedeutung und Wahrnehmung wird auch von Seiten des gesamten Texts anerkannt (Textsemantik). Dagegen werden die, vom Sprachlichen weiter entfernten, Aspekte (die Gestaltung einer Handschrift, Kompilierung, pragmatische Charakteristika des Texts und der Hs., usw.), die auch semiotischen Wert haben und entscheidende Hinweise für die Interpretierung des Inhalts liefern können, von Sprach- und Textforschern ausser Betracht gelassen. Der Beitrag versucht zu zeigen, dass eine kombinierte Analyse von sprachlichen, paläographischen und kodikologischen Aspekten die Deutung sowohl eines gesamten Texts, als auch einzelner konkreter Wörter wesentlich präzisieren kann.

  1. Im mndt. Sprachsystem hat das Lexem bladdere keine eindeutige Definition, die als Krankheitsbezeichnung anzunehmen wäre. Auch im Aussersprachlichen korreliert das Lexem nicht mit einer genauen Diagnose: die medizinische Systematik des MA ermöglicht keine Unterscheidung zwischen Pest, Syphilis und anderen blasenartigen Hautsymptomen.
  2. Die Textstruktur entspricht dem Genre eines Gebets und macht medizinhistorische Ansätze zur Semantik des Texts sinnlos.
  3. Zu berücksichtigen sind Intertextuelle Faktoren, z. B., textparadigmatische Verhältnisse. So weisen manche Textteile doch auf Verwandtschaft mit der zeitgenössischen Medizinliteratur. Eine entgegenwirkende Ausstrahlung kommt von Seiten der Bibel: die Krankheit des hl. Iob kann nicht mit malafra(n)tzosa identifiziert werden.
  4. Paläographische Besonderheiten der Hs. argumentieren eine Annäherung derselben an zeitgenössische Einblattdrucke und eine Eingliederung der Hs. in die Syphilisliteratur um 1500.
  5. Die Form der Hs. diktiert wesentliche Korrekturen zu P. 4: sie belegt den persönlichen, intimen Charakter der Verwendung. Ein weiterer textpragmatischer Aspekt geht aus dem Text hervor: der Genre der Hs. es ist ein Frauengebet.
  6. Die Provenienz und die weitere Verwendung der Hs. Die schriftliche Form, die komplizierte Syntax des Gebets mit aufeinanderfolgenden biblischen Zitaten und Symbolen weist auf eine gebildete Frau (in einem der Halberstädter Frauenklöster?). Die Hss. wurde in einem Kodex entdeckt. Ein Vergleich des Buchformats mit den Ausmassen und dem Zustand des geklebten Streifens weisen auf lange Verwendung als Lesezeichen. Doch ist mit Rücksicht auf den Umfang und Inhalt des Buchs eine betende Nonne als Besitzerin des Buchs zu vermuten.
  7. Die Geschichte der Hs. ist in zwei Etappen zu sehen, die den unterschiedlichen Formen ihrer Gestaltung entsprechen. Der im 15. Jh. geschriebene Frauentext (Gebet) bekam erst viel später die Form eines Lesezeichens. Das ist durch den Text der Rückseite bestätigt: dieser spätere Text wurde bei der Verfertigung des Papierstreifens zerschnitten.
  8. Die Rückseite der Hs. trägt 17 Zeilen in nachlässiger Kursive in mehreren Händen. Der lückenhafte Text ist allgemein als wirtschaftliche Eintragungen in niederdeutscher Sprache zu erkennen.
  9. Als ursprüngliche Form der Hs. ist ein grösseres Blatt zu vermuten, auf dem der Text zweispaltig angeordnet war. Leider ist diese Hs. und damit die textsyntagmatischen Verhältnisse, in denen das Gebet verfasst war, nicht bekannt. Die Verwandlung des ursprünglichen Blattes zu einem Lesezeichen ist in eine späte Zeit zu datieren und steht nicht mit der Nonnen-Person in Verbindung.
  10. Die Geschichte der Hs. ist in einer Reihenfolge von Vorgängen zu rekonstuieren (Haupttext in der grösseren Hs. - Text der Rückseite - Verfertigung des Papierstreifens - Benutzung als Lesezeichen), in der den einzelnen Stufen unterschiedliche Deutung der lexischen Termini, der Bedeutung und Funktion des Textes, der Form und Verwendung der Hs. entspricht.
  11. Neue textsyntagmatische Verhältnisse. Das Lesezeichen konnte, wenn auch viel später, denn doch in Zusammenhang mit dem Inhalte des Kodex 146 hineingelegt sein. Den Grund für diese Aufbewahrung konnten die orationes des Pabstes Pius über die Pest in Magdeburg in 1463 gegeben haben; als Anlass für diese Verbindung des Gebettexts mit dem Kodex konnte eine spätere Petsepidemie, z.B., die von 1681 in Magdeburg, gedient haben. Das würde bedeuten, dass man um 1681 unter bladdere die Pest (und nicht Syphilis) meinte und das Gebet in Bezug auf diese Krankheit verstand.

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Marc H. SMITH (Paris)

L'écriture de la chancellerie de France au XIVe siècle :
remarques sur ses origines et sa diffusion.

Qu'on l'appelle "mixte" ou "bâtarde", l'écriture apparue à la chancellerie de France autour de 1300 a fait l'objet d'un nombre limité d'études spécifiques, alors même que, d'une manière générale, on s'accorde à reconnaître qu'elle a bientôt exercé une très large influence dans l'ensemble de l'Europe : au-delà des écritures diplomatiques et courantes elle a marqué aussi bien cette catégorie nouvelle que forment à la fin du Moyen Âge les bâtardes livresques. La surabondance et la diversité du matériau graphique disponible pour cette époque posent à la méthode paléographique des problèmes particuliers, mais les réflexions par lesquelles on peut chercher à y répondre sont susceptibles de profiter à d'autres domaines de l'histoire de l'écriture.

Comment délimiter la mixte, au-delà d'une "impression générale" caractéristique ? Les transitions plus ou moins sensibles entre des écritures différentes, sur les plans diachronique et synchronique (ou chronologique et géographique) ramènent toujours à la question de la typologie et même, plus élémentaire, à la manière d'analyser et de décrire les formes ; comment distinguer l'essentiel et l'accessoire, isoler la règle dans les variations qu'elle tolère et sa lente évolution ? Le traitement systématique de grands corpus livresques ou plus rarement documentaires, quand il a été abordé, par des moyens soit statistiques soit plus traditionnellement descriptifs, a mis au premier plan des groupes d'allographes distinctifs : ainsi G. Lieftinck, J.P. Gumbert et A. Derolez pour les livres (typologie basée sur a, s-f et les hastes), ou J. Spiegel pour les documents (a, g, m). Ce sont en effet des indices qui, choisis en connaissance de cause, correspondent statistiquement à des catégories d'écriture distinctes. Rien de plus toutefois que des indices, valables dans certaines limites chronologiques et géographiques, non d'immuables "empreintes génétiques" où se concentrerait la réalité (toujours à prouver) des types. Pour rendre compte de l'impression générale, critère plus familier mais difficile à formaliser (voisin de la notion de "couleur typographique"), il ne faudrait pas séparer la morphologie de quelques lettres d'avec l'examen des instruments et modes d'exécution communs à toutes, et qui expliquent beaucoup de détails individuels. Au-delà, il importe aussi d'inclure dans la typologie un plus grand nombre de signes particuliers, entre autres les litterae notabiliores ou les signes d'abréviation, souvent négligés de ce point de vue. La "mixte", ainsi envisagée, résulte techniquement de l'exploitation systématique des virtualités d'une plume rigide taillée en biseau à gauche, plus maniable par certains aspects que la plume pointue et souple (en faveur au XIIIe siècle), et qui ouvre ainsi la voie aux mouvements ascendants, donc à d'autres formes de ligature ainsi qu'à un équilibre visuel nouveau entre le haut et le bas de la ligne d'écriture. Quant aux lettres distinctives, ce ne sont pas toujours les mêmes, selon les dates et les lieux. Enfin les majuscules et les abréviations jouent aussi un grand rôle dans l'allure générale, qui vise à marier un rythme dense et régulier (comparable à celui des livres) avec la vivacité des cursives.

La formation, la diffusion et les avatars de la mixte peuvent être esquissés à travers un corpus de documents français et européens – évidemment hétérogène, selon les originaux et les fac-similés accessibles. Elle se constitue en quelques années, entre 1290 et 1300, apparemment par épuration et allègement de la minuscule diplomatique plus ornée qu'utilisait jusque-là la chancellerie de France, peu modifiée depuis un bon demi-siècle et marquée depuis plus longtemps encore (comme beaucoup d'autres chancelleries européennes) par le modèle des bulles pontificales. Des formes ainsi simplifiées étaient en réalité aussi utilisées à Rome à la fin du XIIIe siècle, mais dans les registres plutôt que dans les expéditions. Dans la chancellerie de France, la mixte, promue au rang d'écriture à tout faire, achève de réduire la diversité des formes entre les types d'actes et entre les scripteurs ; cette même homogénéisation s'étendra ensuite à tout le royaume. Un mode d'exécution spécifique s'affirme alors même que la sélection des allographes distinctifs montre encore des hésitations pendant plusieurs décennies. Le tracé évolue au long du siècle vers un style plus anguleux, mais surtout vers l'invention de ductus nouveaux qui retrouvent ce principe fondamental de la cursivité antique et moderne : la réalisation d'éléments structurels d'une morphologie donnée (et non plus seulement de traits de liaison, comme aux XIIe-XIIIe siècles) par un mouvement "poussé" plutôt que "tiré". Ces modifications, permettant des tracés rapides mieux liés qu'au siècle précédent, ouvrent l'ère des cursives modernes.

Divers aspects de la mixte, en réalité, étaient déjà présents en ordre dispersé dans les cursives de la fin du XIIIe siècle (d'où l'intérêt et la difficulté d'une distinction typologique en amont) ; surtout, au-delà du rapport d'imitation/opposition avec la seule minuscule romaine, elle semble s'inspirer d'un filon qui émerge alors plus généralement au sein de la nébuleuse des cursives notariales italiennes. Le contexte historique du règne de Philippe le Bel, entre l'affrontement avec Boniface VIII et les liens avec les banquiers toscans, n'est sans doute pas étranger à cette confluence.

De même, la diffusion européenne de la mixte ne s'explique pas seulement par ses qualités kinesthésiques. Pendant tout le séjour de la papauté à Avignon, les modèles français et pontifical se rapprochent tant qu'il devient difficile d'affirmer laquelle des deux chancelleries est imitée par le reste de l'Europe : le poids de toutes deux se conjugue sans doute. S'y ajoute parfois, comme en Aragon, l'influence directe des notaires italiens.

Le type est relayé en France par les institutions royales, et partout, dès la première moitié du siècle, par les chancelleries princières et épiscopales. Au milieu du siècle il est généralisé en pays d'oïl et s'introduit déjà dans les livres. Il est partout dominant, ou du moins largement répandu, dans les écritures courantes avant la fin du siècle. Son adoption proprement dite coexiste pendant toute cette longue transition avec une influence partielle sur des cursives encore diverses (nouvelle difficulté typologique). Surtout, la norme se voit modifiée, que ce soit dans l'Empire, dans la péninsule Ibérique ou tout particulièrement en Angleterre, soit dans le sens d'une stylisation particulière, soit même par l'inclusion d'allographes rigoureusement bannis des modèles franco-pontifical et italien. Ainsi se maintiennent ou même s'affirment, à l'intérieur de ce qu'on peut pourtant considérer encore comme un même type, des particularités dont se nourrira ensuite la divergence, toujours plus marquée à partir du XVe siècle, entre des écritures qui deviendront véritablement nationales.

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M. Alison STONES (Pittsburgh)

Amigotus and his colleagues:
script, decoration, and patronage in some south-western French manuscripts c. 1300.

The starting-point for this paper is the little-known scribe Amigotus, who signed his name in an acrostic in a fragmentary breviary whose liturgical features indicate the use of Agen. That fragment may now be identified as part of the missing sections of a breviary published in 1997 by F. Avril, who drew together several other fragments, now in the BNF, Baltimore, and private collections (the latter having passed through Sotheby's in 1996). To the same scribe –then unnamed– Avril ascribed a bible now in Stuttgart and the missal of Clement V in Cambridge. A second part of Clement's missal was identified by Dykmans in the Vatican. These books all share a common artistic vocabulary as well as common script –but in Clement's missal there is a second collaborator whose stylistic affiliations expand the parameters of the cluster of books to reflect northern influences; and several more manuscripts may now be attributed to Amigotus and his collaborators.

What else is known about south-western French manuscripts in the preceding decades ? Do Amigotus and his collaborators draw upon earlier traditions ? I show that indeed there was more going on in south-western France than has hitherto been recognized, both before and after 1300, so that the activities of these book-makers may be compared and contrasted with other manuscripts of the region. In this paper I elaborate upon the degree to which earlier productions impact upon these books and the extent to which they herald a set of new affiliations across a broader spectrum of western and southern France.

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Rodney M. THOMSON (Hobart)

The reception of the Italian Renaissance in the fifteenth-century Oxford:
the evidence of books and booklists.

This paper presents preliminary findings of my work as editor of the volume in the series Corpus of British Medieval Library Catalogues devoted to the University of Oxford: it will present editions of 73 booklists which survive from the Colleges and from the University Library. One of the areas on which this material will shed new light is the reception of Italian humanism at Oxford in the 15th century. The texts involved comprise both newly-discovered Latin texts and newly-translated Greek ones, and the writings of contemporary Italians such as Poggio, Bruni, Decembrio and others. Oxford was by far the most important English repository of this material prior to the early 16th century.

Only 11 lists, from eight colleges plus the University Library, contain substantial amounts of humanistic writings. Prominent among them are the notable donations of Duke Humfrey of Gloucester to the University Library, of William Grey to Balliol College, and of Robert Flemmyng to Lincoln College. The new edition of these lists, keyed to surviving manuscripts, will show that more of this material was available than has been so far realized; that some of it was transmitted from Italy to England very quickly, and that interest in it was surprisingly widespread.

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Laszlo VESZPREMY
Tünde WEHLI
(Budapest)

Einflüsse und Tendenzen im ungarischen Schrifttum des Mittelalters vor 1300.
Das Verhältnis von Schrift und Bild.

Die größte Schwierigkeit der Provenienzfrage der ungarländischen lateinischen Handschriften ist nicht nur, dass sie nicht dort aufbewahrt sind, wo sie geschrieben oder im Mittelalter benutzt wurden, sondern auch oftmals weit von Ungarn entfernt überliefert wurden. Die Kontinuität der weltlich-kirchlichen Bibliotheken wurde zerstört, vor allem durch die türkische Eroberung, trotzdem bieten sie noch ein schönes Material für die Fragmenten-Forschung. (Sacramentarium-Fragment, Privatbesitz, in Klammern die im Vortrag erwähnten Handschriften).

Deswegen kann man nur auf Grund der liturgischen Handschriften vermuten (mit Bezug auf die de tempore oder de sanctis Teile oder auf die eventuell ungarländische Notation), dass die ersten in Ungarn geschrieben wurden. Nach diesen grundlegenden text- oder liturgiegeschichtlichen Untersuchungen spielen die paläographischen und kunstgeschichtlichen Merkmale eine wichtige Rolle. Diese zwei sich stärkenden oder einander widersprechenden Gesichtspunkte verweisen auf die Vorlagenexemplare, die ausländischen Einflüsse und in weiterer Hinsicht auf die intellektuellen Wechselbeziehungen. Obwohl die Musikhistoriker hypothetisch schon um 1100 mit einem für die ungarischen Diözesen spezifischen liturgischen usus rechnen, kann man zu diesem usus keinen entsprechenden ungarischen Schriftgebrauch nachweisen. Logischerweise steht den im Titel erwähnten fremden "Einflüssen" kein "heimischer" Schriftgebrauch gegenüber. (Dieser ungarländische Gebrauch (indoles Hungarica) manifestierte sich im Schrifttyp der "gothica textualis" am frühesten im 15 Jh.

Der Schrifttyp, der die größte Verbreitung in Ungarn hatte, war der süddeutsche, spätkarolingische (Agramer Benedictionale, Zagreb, MR 89; Pray-Kodex, Budapest, OszK, MNY 1). Es gab auch einige einfach "französisch" genannte Schrifttypen, deren Vorlagen selbst mit einem archaischen Inhalt kaum ca. ein halbes Jh. früher geschrieben wurden als die auf uns gekommenen Kopien. (Szelepchenyi-evangelistarium, Nitra, Kapitelsbibliothek, No. 118; Zagreb, Evangelistarium MR 153, Agramer Missale notatum, Güssing, Franziskanerbibliothek I/43; Zagreb, sacramentarium, MR 126). In einigen Fällen wurden wurden auch liturgische Handschriften mit normannischen Eigentümlichkeiten an den süddeutschen Schriftgebrauch adaptiert. In anderen Fällen ist die paläographische Provenienz fraglich, obwohl diese Handschriften einen spezifisch ungarischen Inhalt haben, wie z. B. Gesetzte oder die Legende der ungarischen Könige, weil auch diese mit einem sorgfältigen süddeutschen Schrifttyp geschrieben wurden. (Ernst Kodex, OSzK Cod. Lat. 431; Admonter-Kodex, OSzK Cod. Lat. 433.). In diesem Zusammenhang sind der - mitunter auch mit politischen Schlußfolgerungen - erwähnte "deutsche" oder "französische" Ursprung bzw. die Schrifttypen von viel geringerer Bedeutung, da viele der Handschriften durch süddeutsche Vermittlung nach Ungarn gelangt sind und die konkreten Informationen, deren Träger sie sind, sich nicht auf die Anfänge der ungarischen Kirchenorganisation sondern auf die kirchliche Entwicklung des 11.-12. Jh. beziehen.

Nachleben, Modelle und Archaismus in der Buchmalerei. — Die Arpadenzeit ist nicht mit vielen mit großer Wahrscheinlichkeit in Ungarn illuminierten Handschriften vertreten. In dieser Epoche fehlen uns die mit Sicherheit in Ungarn ausgeschmückten Handschriften. In dieser Situation helfen uns vor allem die liturgischen Handschriften: die heimische Herstellung, die Provenienz und der usus können eine sicherere Stütze geben als es bei anderen Handschriftengruppen der Fall ist. Aber diese Handschriften sind manchmal Kopien von ihnen zeitlich und räumlich ferner und näher stehenden Codizes. Dieses Phänomen ist sehr bemerkenswert, wenn wir an die um 1000 einsetzenden, aber unbekannten Anfänge der ungarischen Buchkultur denken. Diesmal interessiert uns die Frage der Adaptierung, Konservierung, Modernisierung der karolingischen, ottonischen und romanischen Stilelemete, Motive des Vorlage- oder Urexemplars in einigen in Ungarn illuminierten Handschriften. Zum Schluss müssen wir auf unsere theoretischen und methodologischen Probleme hinweisen: 1. Relation zwischen Stil und Qualität. Wie adaptieren z. B. nicht hervorragende Miniatoren-Rubrikatoren ihre Vorbilder? 2. Im generellen sind die den zu besprechenden Beispielen nahestehenden französichen, italienischen und vor allem deutsch-österreichischen Initialen und Miniaturen wenig bekannten. Deshalb ist unser Vergleichsmaterial gering und mangelhaft..



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Teresa WEBBER (Cambridge)

The scribes and handwriting of the acta of Henry II (1154-1189): Developments in informal business hands on either side of the Channel.

Around 500 of the original acta of Henry II of England are currently known to have survived. Together they form a substantial body of material with which to investigate the earliest stages of developments that would ultimately lead to the emergence of a new cursive script, Cursiva antiquior (the English variety of which is better known as Anglicana). In this paper, I shall begin by tracing these developments in the handwriting of scribes associated with the chancery of Henry II. My scribal analysis builds upon T. A. M. Bishop's pioneering and perceptive study of the hands of English royal scribes, Scriptores Regis (Oxford, 1961). I have also greatly benefited from collaboration with Professor Nicholas Vincent, whose forthcoming edition of the Acta of Henry II has brought to light nearly 100 additional originals either not known to Bishop, not seen by him, or seen only after he published Scriptores Regis. These discoveries add substantially to the material from French archives, as well as providing further evidence of the organization of charter production and, in particular, the extent to which royal scribes were involved.

Between two-thirds and three-quarters of the surviving acta of Henry II were produced by scribes who wrote acta on behalf of two or more unconnected beneficiaries, and who may, therefore, be assumed to have been associated with the royal chancery on a more or less temporary basis. Just under half of these acta were produced by two scribes (Bishop's Scribes XXXV and XL), who each produced over eighty of the surviving originals; eight scribes each wrote between ten and sixteen of the remainder, and seventeen scribes wrote fewer than ten. Insofar as it is possible to date the activity of these scribes, three over-lapping groups can be identified: scribes whose activity began in or before the 1150s; those whose activity was concentrated in the 1160s and 70s, and those whose activity began in the 1170s and extended into the 1180s. The earliest group wrote informal hands that are characterized by features already found in hands dating from the1130s and 1140s.

Their handwriting is generally fluent, but it displays little regularity in the height of ascenders and descenders, at the head- and baseline, or in the direction and spacing of the individual traces comprising each letter and symbol. The rapidity of the writing is sometimes evident in the length of the common mark of abbreviation and in follow-through strokes (in some instances forming loops) that record the movement of the pen from one letter to the next. Nevertheless, in a few of the hands, we may observe the beginnings of a more disciplined approach in both the treatment of descenders and the application of certain stylistic features. In the hands of some of the scribes from the later two groups, such characteristics become progressively more pronounced, such that by the 1180s, the handwriting of several of the scribes shares a number of distinctive stylistic features as well as displaying a level of discipline absent from informal handwriting of the mid-twelfth century.

The second part of my paper will set these findings within the context of the handwriting of the acta produced by non-royal scribes, in order to determine whether similar developments were taking place simultaneously across England and north-western France, and whether it is possible to identify local or regional differences. These documents display a much wider variety of handwriting since they include specimens that differ little from formal bookhands, handwriting that is little more than rudimentary, and close imitations of continental diplomatic minuscule. Nevertheless, a significant number are written in rapid, informal hands, and these will form the basis of my comparison.

My paper will conclude with more general reflections upon the limitations of the present study, and what it may contribute to our understanding of the emergence of a fully developed cursive script in north-western Europe..

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